JOHN LENNON

John Lennon, la leyenda

 

Ahora que la ola de ‘beatlemanía’ no muestra signos de ceder ni un milímetro, esta reafirmación del trabajo en solitario de John Lennon es tan inevitable como necesaria. Lennon Legend no sigue un orden cronológico, aunque «Working Class Hero» -una de las canciones más amargas jamás grabadas- se descubre como el punto de inflexión en una producción que fue decayendo poco a poco a lo largo de los 70.

 

Al igual que sucedía con The Beatles, las canciones de Lennon siempre fueron autobiográficas. Pero mientras con el cuarteto de Liverpool simplemente se dedicaba a poner fragmentos de su existencia de estrella en forma de canciones, su trabajo en solitario es mucho más profundo y, muchas veces, dolorosamente -en toda la extensión de la palabra- sincero.

 

«Imagine» se oye tan a menudo que, como algo que es demasiado familiar, conviene pararse un momento y volver a escucharlo con atención. Su idealismo sin respuestas y desprovisto de toda sofisticación logra capturar la efectividad habitual de The Beatles, con ese acompañamiento lúcido a base de acordes simples, que suben como una escalera al Nirvana.

 

Menos conocida es «Mother», de su primera -y, sorprendentemente, rechazada en un principio- obra maestra Plastic Ono Band. La pérdida de su madre en un accidente de tráfico fue la causa de gran parte de su rabia, angustia y ansiedad por hacer llegar su voz a lo más alto del mundo, hasta que ella pudiera oírlo, cantando: «Madre, te necesito, aunque tú nunca me necesitaste». Por desgracia, en la versión recortada que aquí se recoge han suprimido el grito primario que servía para poner fin a su declaración póstuma de amor: «Mother, don’t go!» -«¡Madre, no te vayas!»-  

 

«Instant Karma», grabada en un retrete por Phil Spector, es lo mejor de sus himnos inspirados por Yoko Ono, escupida de forma tan frontal que casi se puede sentir el aliento de Lennon mientras grita en pro del pacifismo universal. También están la trillada nana de amor «Love» o «Power To The People», que con el saxo y las palmadas suena como un viejo anuncio de la Coca-Cola. O la fiereza eléctrica de «Cold Turkey», una canción por delante de su tiempo, que, con su perfecta descripción del mono de heroína, avanzó la explosión de las guitarras en el paso de los 80 a los 90 (Pixies, Nirvana, My Bloody Valentine…). Sí, el resto también está aquí y eso quiere decir sus canciones más azucaradas a partir de 1971, después de haber dado lo más intenso y emotivo de su ser en poco más de dos años.

 

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