IGUAZÚ, BRASIL

Iguaçu, agua infinita

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Es una de las maravillas naturales del mundo y conserva el entorno selvático en aceptables condiciones. Tanto el lado argentino como el brasileño merecen una visita para, luego, intentar expresar con palabras su magnitud, algo casi imposible. 

Cualquier cosa que se diga sobre la espectacularidad o lo espeluznante de las Cataratas de Iguaçu será siempre poco. Así que lo mejor será dar los datos objetivos: 275 cascadas a lo largo de más de 3 kilómetros, en una reserva natural con más de 2000 plantas subtropicales, 400 especies de aves y un buen número de reptiles e insectos. 

Para poner los adjetivos sólo vale la visita. Y por suerte, dadas las dimensiones y lo que se ha controlado la destrucción de la selva que las rodea -aunque todo es mejorable, en especial en el lado brasileño-, la mayor parte del tiempo parece que uno está aún sólo en medio del agua y de la jungla.

 

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La visita se puede hacer en un día bastante apurado, aunque para disfrutarlo mejor conviene dedicarle dos días, uno a cada lado. Y la primera parte debe ser la brasileña. Allí donde el bus local para, al lado del colonial Hotel de las Cataratas, es donde se tiene la visión más completa, siempre que no se decida hacer el paseo en helicóptero de siete minutos a cambio de 50 dólares.

A partir de ahí, a lo largo de un recorrido de un kilómetro, se siguen encontrando diversas vistas de las distintas cascadas, hasta llegar a la pasarela que conduce debajo de la Garganta del Diablo. Después queda la posibilidad de caminar un poco por la selva, visitar el Centro de Aves o colarse en el Hotel de las Cataratas para un baño en su piscina. 

Pero es la parte argentina la que realmente merece el esfuerzo. Conviene comenzar por el Paseo Superior, un trayecto de un kilómetro por encima de los saltos, que da una idea bastante aproximada de lo que después se verá.

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A partir de ahí comienza lo mejor. El Paseo Inferior es una senda que va pasando por diferentes cascadas de todos los tamaños, colores  y sonidos, muchas de ellas escondidas e imposibles de ver de otra forma. El camino sube hasta donde el agua se precipita al vacío y baja hasta donde cae la cortina de agua, formando espectaculares arco iris. 

En un momento dado se llega hasta una caseta en la que venden «La Gran Aventura», que no es otra cosa que un paseo en lancha justo debajo de los saltos, en los que todo el mundo acaba empapado -conviene llevar chubasquero si no se quiere dejar el dinero alquilando uno-. 

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De todas formas, por la misma escalera se baja hasta el embarcadero en el que una lancha cruza, sin cobrar, hasta la Isla de San Martín, el lugar más hermoso, rodeado de cascadas por todos lados. Después de subir por una empinada escalinata se llega a un impresionante mirador, en el que se rodó la escena culminante de «La misión». La Isla es el lugar ideal para arriesgarse y tomar un baño entre la corriente y comer algo si se lleva en la mochila. 

A unos 3 kilómetros en bus está el otro embarcadero que lleva a la parte superior de la Garganta del Diablo. Antes existía una pasarela desde tierra, pero fue destruida tres veces por el agua después de otras tantas reconstrucciones. Ahora piensan privatizarla, aunque mientras tanto hay que pagar, y bastante, por una lancha que hace un pequeño recorrido. 

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Es el clímax final, en el punto en el que más agua cae por segundo y desde mayor altura. Si aún queda tiempo, conviene preguntar por un sendero cercano en el que se puede caminar unos 3 kilómetros entre la vegetación propia de la selva o tomar un bus hasta Ciudad del Este en Paraguay para conocer las diferencias entre los tres países a los que las cataratas separa.

OFICINAS DE TURISMO: Hay cuatro en el lado brasileño: en el aeropuerto, en la estación de buses, en la autopista de entrada y en el centro de la ciudad (Calle Barao do Rio Branco).

DOCUMENTACIÓN: Pasaporte en vigor 

DINERO: Real, más o menos equiparado al dólar, o sea que equivale a unas 140 pesetas. Hay que llevar dólares y cambiarlos.

PARA DORMIR:

– Hotel Pousada Evelina Navarrete

Rua Irlan Kalichewski, 171. Vila Yolanda.

Foz do Iguaçu. Paraná.

Tfo: (045) 574.3817

La dueña incluye por $ 20 la habitación doble, un desayuno estupendo y toda clase de explicaciones, incluida la alucinante historia de su familia. 

COMER:

– La mejor opción, y la más barata, son los restaurantes a kilo, en los que se paga según la cantidad que se come. 

LIBROS:

– Brasil. Ed. Lonely Planet (la más completa, aunque está en inglés).

– Brasil. Guías vivas. Ed. Anaya (Traducción de Rough Guide. Bastante completa aunque no totalmente actualizada). 

 

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