HIPGNOSIS

Hipgnosis, la cara oculta de las portadas del rock (1ª parte)

PINK FLOYD - Wish You Were Here (poster Japon)

En la puerta de al lado vislumbraron su fin. Aunque no eran músicos, el huracán Sex Pistols también arrasó con ellos. Y de qué manera. Empezaron a escuchar su música cuando el grupo se trasladó al edificio contiguo para sus primeros ensayos. Poco después, con la edición de su primer single y, más tarde, de su LP debut, los dos socios de Hipgnosis ya eran conscientes de que su tiempo se había acabado. Duraron seis años más, pero nada volvería a ser igual.

Aubrey Powell (más conocido como Po) lo describe perfectamente: “La música que salía de su atestado local de ensayo chocaba horriblemente con las delicadas armonías de Crosby, Stills & Nash que se escuchaban en nuestro estudio. A diario sentía una actitud malévola por parte de su manager, Malcom McLaren: nosotros estábamos acabados, ellos eran el nuevo orden”.

Seguramente la táctica más astuta de McLaren fue demonizar a los dioses del rock de la era previa al punk. Sin ir más lejos, a Johnny Rotten se le recuerda con una camiseta en la que se leía “Odio a Pink Floyd”. La repulsa del punk hacia el rock progresivo creó un nuevo género musical: los dinosaurios del rock. Y en esta categoría se podían incluir a Pink Floyd, Led Zeppelin, Genesis y cualquier otro miembro de la hasta entonces intocable aristocracia del rock, muchos de los cuales eran los clientes habituales de Hipgnosis.

Johnny Rotten - I-HATE-Pink-Floyd

Aunque no se quisieran dar por aludidos, su influencia acabó por empaparlos. Cuando se publicó el disco Go 2 de XTC, su cubierta estaba totalmente cubierta con un texto que suplía a cualquier imagen y que parecía haber sido diseñada por el responsable de las portadas de Sex Pistols, Jamie Reid. Nada más lejos de la realidad: detrás estaba Hipgnosis, utilizando inteligentemente un recurso de la nueva generación e inédito en ellos. En él se podía leer que se trataba de otra señal que indicaba que nada volvería a ser igual.

En 1982, Po y Storm Thorgerson, los dos socios fundadores y responsables de Hipgnosis, echaron el cerrojo a su creación. Alegaron varias razones, pero la más decisiva estaba bien a la vista. Después trabajarían en otros campos e incluso Storm volvería a las carátulas de discos a finales de los 80. Sin embargo, su época más gloriosa y por la que se les recuerda, la vivieron en la década de los 70, la que los convirtió en el equipo más importante de cuantos se han dedicado al diseño de portadas en el mundo del rock. Sucedió mucho tiempo antes del Photoshop y el tratamiento digital de las imágenes, algo entonces inimaginable.

Las moradas de lo sagrado

HIPGNOSIS Aubrey Powell y Storm Thorgerson 1

Ocho años antes de la irrupción de los Sex Pistols, Storm Thorgerson comía en un restaurante de Chelsea con una autora de libros infantiles y su editor. La autora era la novia de Dave Anderson, un pintor amigo suyo que más tarde aparecería como la figura principal de la portada de In Through the Out Door de Led Zeppelin. Empujado por el alcohol que había consumido, se atrevió a preguntarles si podía diseñar la portada para uno de sus libros. La respuesta: “Claro. ¿Por qué no?”

Dos semanas después, Storm tenía el encargo de hacer cuatro portadas para la editorial Penguin a 50 libras cada una, entre ellas, por ejemplo, la de Sabres on the Sand de Geoffrey Household. Cogió a sus compañeros de apartamento en el barrio de Kensington y se marcharon al Parque Richmond con su cámara Pentax y unos disfraces de vaqueros alquilados para hacer su primer trabajo. Tras revelar las imágenes, experimentaron tratándolas con infrarrojos.

Geoffrey Household - Sabres on the Sand

Henderson había bautizado aquella primera aventura como Conciousness Incorporated (Conciencia Incorporada). Storm, decidido a continuar en algo que le proporcionaba dinero cuando no tenía nada, se unió a Po (Aubrey Powell), el único que había mostrado interés real en el asunto, quien por aquel entonces había conseguido un trabajo temporal como diseñador de escenarios en la BBC. Volvió a la editorial y, aunque el resultado de las primeras portadas no había llamado precisamente la atención de estos, le dieron más trabajo con tal de sacárselo de encima.

El salto al mundo de la música llegó también por casualidad. Po y Storm habían compartido colegio en Cambridge con Roger Waters y conocido a David Gilmour, así que cuando Dave Henderson rechazó hacer la portada de su segundo disco, A Saucerful of Secrets, el encargo acabó en sus manos. Casi al mismo tiempo, Alexis Korner les pidió que hicieran la cubierta para New Generation of Blues. Esta última la acabarían antes, ya que la imagen de Pink Floyd les llevó más tiempo al tener que tratar con trece impresiones distintas de color superpuestas.

HIPGNOSIS primera tarjeta de visita

Empezaron por renombrar a su compañía, y recordaron la palabra Hipgnosis que alguien había escrito en la puerta de su piso, en el mismo edificio que Roman Polanski utilizó para filmar Repulsión. Para algunos, el escriba anónimo no era otro que Syd Barrett, su compañero de piso; para otros como Storm, había sido una gracia de Adrian Haggard, un bohemio con el que compartían noches sin fin. Aquella combinación resultaba perfecta: Hip, de enterado y perteneciente a una subcultura de moda, y gnosis, vocablo griego referido al conocimiento esotérico de las cuestiones espirituales. Lo viejo y lo nuevo conviviendo en un concepto casi similar a la hipnosis, o sea, el estado de trance inducido artificialmente y parecido al sueño, que vuelve a las personas más receptivas a cualquier sugestión. De hecho, su primera tarjeta de visita llevaba una imagen de un gato y un ratón, dos contrarios que normalmente no conviven juntos.

Sin recursos aún, optaron por utilizar para sus primeros encargos las instalaciones del Royal College of Art en la que estudiaban Cinematografía. Gracias a sus contactos, llegaron otros encargos de bandas como Free o de discográficas como EMI, que les pidió diseños para Toe Fat, Panama Jug y The Gods. En el verano de 1969, tras graduarse, tuvieron que buscar otro lugar en el que trabajar. Decidieron hacerlo en el cuarto de baño de Po. Allí, en un habitáculo de 6 metros cuadrados, evitando la ropa interior colgada de su novia, montaron un estudio improvisado.

HIPGNOSIS segunda tarjeta de visita

Tras seis meses en aquel reducido espacio, optaron por alquilar algo mayor. Un anuncio de un pequeño edificio sombrío y sucio en el número 6 de Denmark Street, en el límite del Soho, les llamó la atención. Aquella calle, que hoy reúne la mayor concentración de tiendas de instrumentos musicales de Londres, había sido el Tin Pan Alley de la ciudad en los 50, con numerosos empresarios pop decididos a explotar el boom juvenil posterior a la Segunda Guerra Mundial. Allí mismo, seis años después de empezar a trabajar en febrero de 1970, tendrían aquel encuentro con los Sex Pistols que significaría el principio del fin.

Con el dinero de sus padres, Po y Storm convirtieron aquel edificio en su centro de operaciones. En los primeros meses, nada salió bien. Mientras asistían a un partido de fútbol en Hyde Park, les robaron su equipo fotográfico del Austin A40 de Po. Más tarde, un equipo de segunda mano para imprimir que habían adquirido, y que se suponía se secaba durante la noche, inundó parte de su piso y de la librería griega Zeno que se encontraba en el local de abajo.

HIPGNOSIS equipo

En esos años cuentan que vivían de sus novias mientras realizaban cada vez más trabajos, iban comprando más equipo, hacían contactos, aprendían la parte técnica del diseño y la impresión e iban mejorando sus habilidades. Fue su época dorada. En un principio, no tenían recursos para buscar un lugar mejor y, más adelante, se encontraban demasiado ocupados para hacerlo. Cuando una compañía como Mercedes quiso encargarles una campaña publicitaria, lo rechazaron tras visitarles en el ‘cuchitril’ en el que trabajaban.

Con ellos colaboraron desde el principio varios diseñadores, ilustradores, retocadores, agentes de casting, buscadores de localizaciones, artistas de efectos especiales o tipógrafos autónomos como George Hardie, Collin Elgie, Richard Manning, Bruce Atkins, Geoff Halpin, Humphrey Ocean, Bush Hollyhead, Neville Brody o Richard Evans, a los que siempre reconocieron deberles mucho. Sin embargo, con Peter Christopherson fue distinto. El componente de Throbbing Gristle hasta su muerte en 2010, apareció un buen día de 1974 por el estudio harto de su empleo en el depósito de cadáveres de un hospital, pidiendo una oportunidad. Empezó como asistente, necesitados como estaban de alguien que les ayudase con la iluminación y la impresión, y en 1978 lo hicieron socio al quedar impresionados con su trabajo, siendo conscientes también de que les conectaría con una generación más joven que la suya.

HIPGNOSIS Aubrey Powell, Storm Thorgerson y Peter Christopherson

En Hipgnosis nunca hubo unas normas de actuación ni un enfoque claro acerca del diseño. Ninguno de ellos había estudiado diseño gráfico o había asistido a clases de fotografía. Fueron autodidactas o, mejor dicho, aprendieron sobre la marcha. Lo que hacían era parir ideas basadas en la música y en las letras que releían una y otra vez, donde reflejaban sus propias personalidades por un lado y sus puntos en común por otro, lo que les llevó a una amplia variedad de diseños. Tampoco sabían cómo llevarlas a cabo hasta que no les quedaba más remedio que hacerlas, en parte porque habían dicho que lo harían, en parte porque les motivaba mucho hacerlo y en parte porque les pagaban por ello, aunque nunca tuvieran un tarifa: pedían que se les remunerase en función de lo que estimaban que valía su trabajo.

En los primeros días, los diseños contaban con bocetos bastante primitivos y requerían de mucho esfuerzo para ser comprendidos. Pero a base de preguntas, deducciones e intuición, Hipgnosis se esforzó en tratar de representar el contenido de los discos desde la parte visual. Su estrategia habitualmente consistía en hablar y reflexionar de cada trabajo durante días y días, para después expresarlo a través de las imágenes. En aquel momento no lo hacían porque les gustase la fotografía, algo a lo que llegarían con el tiempo, sino simplemente porque no sabían dibujar. Es bien conocido el caso de Dark Side of the Moon, de Pink Floyd, un disco para el que tenían bien claro qué querían pero no podían hacerlo, así que el ilustrador fue realmente George Hardy.

(Mañana, la segunda parte)

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