HAL

 Hal, la Costa Oeste desde el salón

 

         Desde Dublín, con una fijación especial por los Beach Boys, el sonido de California y las melodías luminosas y efectivas. Así se presentan Hal en su disco homónimo. Junto a Dave Allan (guitarra y voz), nuestro interlocutor, el grupo lo forman su hermano Paul (bajo y voz), Stephen O’Bryen (teclados) y Steve Hogan (batería).

 

Acabo de leer un comentario de vuestro disco en el que el periodista dice que, mientras estaba en Bangkok hace dos años, se encontró a un inglés y comenzaron a charlar. Aquel turista le recomendó dos grupos: The Stands y Hal. Desde entonces, ha estado esperando por vuestro disco. ¿Desde cuándo funcionáis como grupo?

         Más o menos comenzamos hace unos tres años como Hal. Al principio, nos dedicamos a dar conciertos por la zona de Dublín, pero después decidimos parar y concentrarnos en grabar cosas en casa, para enviárselas a las discográficas. Es curiosa la historia que me cuentas. Me gustaría saber quién era aquella persona, ya que parece que nos seguía desde que comenzamos, incluso sin tener nada editado.

 

¿Teníais experiencia previa en otros grupos?

         Stephen, el teclista, y yo habíamos estado en grupos desde los 14 años, grupos que hacían una música distinta, tipo indie-rock. Pero no era tan divertido como estar en Hal, desde luego.

 

Aquel comentario que os mencionaba acababa con la frase: “El disco perfecto para el verano”. ¿Qué os parece?

         Me gustaría pensar que es un disco para todas las estaciones. En concreto, puede que canciones como “Don’t Come Running” sean muy veraniegas, pero el disco es muy colorido, variado.

 

Creo que hay una historia bastante curiosa de cómo lograsteis un contrato.

         Cuando las discográficas empezaron a mostrar interés, se nos propuso lo de siempre, dar conciertos en los que la gente interesada pudiese vernos. Sin embargo, nosotros optamos por invitarlos a casa de mi padre e hicimos una especie de actuación en su salón para algunos ejecutivos cazatalentos.

 

Y acabasteis con Rough Trade. ¿Han interferido de algún modo en la grabación?

         No, hicimos lo que nos dio la gana. Estábamos ya acostumbrados a grabar en casa, así que, al entrar en el estudio, desconfiábamos de la gente del exterior. Todos los discos tienen un ciclo que pasa por un planteamiento, un nudo y un desenlace. El principio es lo más difícil, pero, una vez que estás en la mitad, lo tienes todo claro y el final está cerca. En este caso, Rough Trade nos dejó hacer a nosotros.

 

¿Habéis estado en California? ¿No tiene vuestra música mucho que ver con ese Estado?

         Evidentemente, sí. Pero no, aún no hemos estado allí nunca, aunque hemos soñado muchas veces que nos encontrábamos allí. ¡Quién sabe! Tal vez algún día…

 

Supongo que discos como Pet Sounds han tenido una gran influencia en el grupo.

         – Sí, desde luego. Pet Sounds nos influyó en la instrumentación, en las armonías, en los arreglos y en las voces, pero, también, Ennio Morricone. Si escuchas “My Eyes Are Sore” puedes ver su influencia, tanto en la armónica como en la introducción. Esa canción da una idea de lo que interesa a Hal cuando no estamos haciendo canciones: se podría decir que nos gusta hacer música cinematográfica

 

Supongo que tenéis gustos muy clásicos. ¿Hay algún artista reciente que os interese?

         Nos gustan especialmente gente como Cornelius, que tiene un disco fantástico titulado Phantasma, Bonnie ‘Prince’ Billy, Razorlight o Iron & Wine.

 

¿Son los también irlandeses The Thrills lo más cercano a vosotros en la actualidad?

         – En Dublín hay muchos grupos haciendo rock. Así que está claro que The Thrills y Hal somos distintos, con nuestro sonido claro y sin ocultarnos detrás de guitarras distorsionadas, escribiendo canciones según la vieja escuela. Creo que ambos grupos intentamos hacer algo universal y no algo que deje claro de dónde venimos. Ambos mostramos claramente nuestras influencias. En la escena musical actual, Hal es un grupo muy diferente, y la gente se va a preguntar de dónde sale nuestro sonido y, tal vez, se decidan a conocer a los grupos que son nuestras referencias.

 

¿Habéis escuchado a Josh Rouse o Bart Davenport? Veo muchas similitudes con ambos.

         Somos grandes seguidores de Josh Rouse. Sus discos 1972 y Nashville son increíbles, con perfectas canciones pop como “Love Vibration”. Tengo entendido que ahora vive por España. Sin embargo, nunca he oído hablar de Bart Davenport.

 

¿Cuál sería la influencia que vuestros padres como músicos folk de los 70 han tenido para que vosotros os hayáis decidido por dedicaros a esto?

         – Mis padres escuchaban a Joni Mitchell, Bob Dylan, Leonard Cohen o Donovan y tocaban sus canciones aquí en Irlanda. Supongo que a mí y a Paul nos influyó mucho, incluso a nuestros amigos. Aunque, mientras a ellos los forzaban a ir a clases y pasar exámenes, a nosotros nos apoyaban a descubrirlo por nosotros, de una forma natural y simple, algo que les agradezco. Lo mismo me pasa ahora cuando compro discos: me gustar ir solo, perderme entre los discos y preguntar.

 

¿Qué tal ha sido el trabajo de Edwyn Collins con vosotros?

         – Lo conocimos al hacer de teloneros de Saint Etienne, en uno de nuestros primeros conciertos. Él nos ayudó con algunas canciones, pero no con todas, ya que no queríamos pasarnos mucho tiempo en un hotel en Londres mientras grabábamos, así que nos volvimos a casa, a Dublín, para hacerlo tranquilamente. Al principio estábamos muy serios en el estudio, intentado lograr lo que teníamos en la cabeza, y fue Edwyn quien consiguió que nos lo tomásemos como algo más entretenido y relajado.

 

¿Dónde pensáis que puede llegar Hal?

         – Por ahora, este disco es como una introducción que sirve para presentar al grupo, así que nos conformamos con tocar y que la gente nos vaya conociendo.

 

¿Cómo os imagináis dentro de diez años?

         Me veo con una larga barba y una larga melena, je, je. Espero seguir componiendo, tocando y disfrutando, que es lo más importante. Ése sería mi consejo para las nuevas bandas: que disfruten y dejen que la música hable por sí misma.

Xavier Valiño

 


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