GENE CLARK IN THE BYRDS

THE BYRDS: Gene Clark in The Byrds 1964-1973: Set You Free (Raven)

 

¿Otro disco de los Byrds? Pero, ¿es que queda algo por rebañar en los baúles de CBS que no haya sido aireado? Box set, reediciones remasterizadas y ampliadas, los no se cuantos volúmenes Sanctuary de Sundazed en vinilo… Probablemente no queda nada digno de ser publicado, pero todavía hay quien encuentra la manera de escuchar lo que nos sabemos de memoria desde un nuevo ángulo.

 

La afortunada idea detrás de esta nueva recopilación de los Byrds es simplemente juntar en un CD todas las canciones que Gene Clark grabó con el grupo en orden cronológico. Nada más… y nada menos, porque aunque nadie niega que Jim/Roger McGuinn fuera el visionario del grupo, nunca fue un compositor prolífico, y Gene Clark firmaba  prácticamente en solitario todo lo que en sus primeros discos no eran versiones, para eterna envidia de David Crosby, su máximo ‘enemigo’ en el grupo, pero no el único, que veía sus canciones rechazadas, su cuenta corriente menos saneada y a Gene conduciendo un Porsche.

 

El salto cualitativo desde las primeras y maqueteras tentativas, tal vez demasiado tiradas del molde Beatle, hasta “Eight Miles High”, su última aportación a su primera época en el grupo, es simplemente espectacular. Su ventaja compositiva sobre los demás era tan apabullante, cualitativa y cuantitativamente, que hasta permitía que una de sus mejores canciones, “She Don’t Care About Time” quedara relegada a cara B de single. Aprendería la lección más tarde y se dice que dejó que Crosby y McGuinn co-firmaran “Eight Miles High”, su canción, para asegurarse una cara A.

 

Cuando los Byrds originales se volvieron a reunir en 1973 para su discreto y fugaz comeback, las mejores canciones (“Changing Heart”, “Full Circle”) seguían siendo las de Gene Clark. A pesar de todo, puede que fuera cuestión de carácter, no dejaría de ser un segundón en el grupo y en una historia del rock que no perdona la falta de ambición comercial.

 

Discos como éste, con todo el delicioso encanto de aquellas casetes recopilatorias destinadas al coche o a un buen amigo, sirven para poner las cosas en su sitio. Más aún si vienen con el sello de garantía que se presupone en las ediciones de Raven: buen sonido, buenas fotos y un pequeño ensayo de Sid Griffin que, si bien a estas alturas no ya puede contar nada especialmente novedoso, consigue encontrar una nueva perspectiva en su análisis de la obra del taciturno trovador de Missouri.

 

Carlos Rego

 

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