FESTIVAL DE BENICASSIM 2006

FIB 2006: de los años 80 y de los ingleses

 

 

Franz Ferdinand / Madness

 

            A cada cual lo que es suyo. Y si hablamos de la duodécima edición del Festival Internacional de Benicassim, eso quiere decir, en gran parte, los 80 y los ingleses.

  

            Los 80, década denostada por muchos en lo musical. Ahora, por relevo generacional, toca recuperarla. Hubo entonces algunas cosas para el recuerdo, y parte de lo mejor es lo que vienen reivindicando unos cuantos grupos de ahora. Este año Editors -los que mejor lo han entendido- Colder, Calla, The Organ, She Wants Revenge, We Are Scientists o The Rakes fueron algunos de los mostraron la puesta al día de lo que formularon en aquellos años The Cure, The Smiths o Joy Division, entre otros.

 

 

Editors / Santi Campos

 

Sin embargo, fueron otros los triunfadores, en concreto los que más se apartan de la oscuridad. Franz Ferdinand, con sólo dos discos derivados del post-punk de entonces más bailable y coreable, demostraron ser una máquina imparable y contagiosa de ritmo sin grandes alardes en escena, incluso mejor que hace dos años en el mismo escenario. Por su parte, Madness, sacados del baúl de los primeros 80, trajeron su infalible colección de canciones, de las que le han valido la consideración de uno de los mejores grupos de singles de la historia; sólo sobraron sus versiones de temas ajenos de su prescindible disco del 2005. Y Scissor Sisters se quedaron con todos los presentes en la fiesta presentación del jueves con su propuesta lúdica, asequible y desvergonzada.

 

  

Echo & The Bunnymen / Scissor Sisters

  

Desde los 80 llegaron también Echo & The Bunnymen, infalibles como siempre en directo. “Ésta es la mejor canción de la historia”, repite siempre Ian McCulloch cada vez que presenta “The Killing Moon”, y su seguridad se ve confirmada con las canciones inolvidables de entonces y las que no desmerecen de sus discos de reaparición de los últimos tiempos. También comparecieron Pixies en su tercera presencia en España desde su vuelta a los escenarios, aunque su actuación se quedó en un coitus interruptus tras la suspensión de 40 minutos debida a problemas de seguridad, una vez que los espectadores de la primera fila tiraron algunas vallas de protección.

 

 

Rufus Wainwright / Morrissey

 

Depeche Mode encontraron división de opiniones para un concierto que tuvo de todo: grandes momentos de estadio como “Enjoy The Silence” o “Personal Jesus” e instantes para el aburrimiento como el tema cantado por Martin Gore, “Somebody”. Con Morrissey, el otro gran reclamo del cartel tras su ‘espantada’ de hace dos años, queda claro que el personaje y el ídolo egocéntrico está por encima de sus canciones, memorables las cuatro que interpretó de The Smiths, buenas algunas de su carrera en solitario y prescindibles otras tantas de las que se empeña en presentar. Todo el mundo quería verlo, pero pocos acabaron totalmente entregados.

 

 

Jay-Jay Johanson / Coldcut

  

Jay-Jay Johanson se inspiró también en los 80 para su último disco y para la segunda parte de su actuación, tras una primera mitad en la que rescató lo mejor de sí: su etapa de crooner. Y Coldcut, que empezaron también en aquella década, quisieron explicar a los presentes en qué consiste el collage sonoro inapelable, a base de samplers que reprodujeron las voces de Bush (padre e hijo), Nixon, Charlton Heston, Tony Blair… y AC/DC.

 

 

Depeche Mode / Babyshambles (con Shane MacGowan)

 

Hasta Futureheads consiguieron su mejor momento con su versión de una canción de aquellos años, el “Hounds Of Love” de Kate Bush. En su caso, parece que las expectativas aún corren por delante de lo que realmente han logrado. Babyshambles, con un concierto menos anárquico que en el pasado Primavera Sound -y, por lo tanto, más centrado, aunque para algunos menos interesante-, rescataron a Shane MacGowan de The Pogues, también de los 80, para interpretar su “Dirty Old Town”. Al lado de un perdido y beodo MacGowan, el adicto Pete Doherty parecía una hermanita de la caridad.

 

Por suerte, no todo se basa en aquella década. Y Dominique A, en permanente estado de gracia, es el ejemplo más claro de un artista con personalidad propia y que llena un escenario totalmente con su sola presencia. Sus conciertos deberían ser de visión obligada para todo el mundo. Art Brut, con mucha menos representación en los medios que otros grupos coetáneos, son también una de esas escasas formaciones que parecen tener vida propia y a los que merece la pena seguir con su art-pop-punk.

 

 

Howe Gelb / Dominique A

 

Por su parte, Rufus Wainwright, con canciones que parecen provenir de los años anteriores a la aparición del rock, siempre conmueve en escena, aunque su concierto, calcado del festival Summercase de una semana antes, se resintió de no contar con el apoyo de una banda. Otros como Howe Gelb o Mojave 3, incluso sin Rachel Goswell, siempre resultan una baza ganadora.

 

 

The Strokes / Nada Surf

 

The Strokes salieron a defender un tercer disco olvidable, mostrando en directo que alguna de sus canciones se pueden salvar y que cuando arremeten con temas del primer álbum son otro grupo. Mejor les fue a Nada Surf, aunque no levantan tanta atención: ellos sí sorprendieron. A Placebo, a pesar de haberlo dicho todo a estas alturas en sus discos, se les debe reconocer que tienen una legión grande de seguidores y que en directo no fallan.

 

 

Manta Ray / Nadadora

 

Entre los artistas hispanos, cada vez más minoritarios en el cartel y cada vez en carpas más pequeñas que se les quedan grandes, se podría destacar a los gallegos Nadadora, a Santi Campos y los Amigos Invisibles, a Grupo Salvaje, a El Columpio Asesino o a Garzón, quienes, por amenazas legales del juez del mismo nombre, tuvieron que presentarse con otra denominación en escena. En una jugada maestra, comparecieron como Grande-Marlaska.

 

 

The Kooks / Pixies

 

Hablábamos también al principio de los ingleses. Y eso porque el FIB ha cambiado. Nunca se ha notado tanto como este año. Con lleno total -45.000 personas por día-, casi la mitad de los espectadores son extranjeros y, de ellos, la inmensa mayoría británicos. Ellos consiguen que el Festival se mantenga como una propuesta rentable, al mismo tiempo que el recinto se vuelve incómodo, y ellos aportan a la mayoría del cartel: grupos como The Kooks, con un sólo disco y prácticamente desconocidos en España, triunfan antes una gran audiencia que se sabe todas sus canciones. Incluso este mismo año, en una vuelta de tuerca más en esa dirección, un inglés ha pasado a ser el mayor accionista de la empresa que lo gestiona.

 

Lo adelantábamos el año pasado y en esta edición se ha concretado. Benicassim se internacionaliza, con lo que hay menos conciertos, menos escenarios, con nombres más atractivos de primer fila que atraigan al público, y descuidando un poco a los artistas de segunda fila, los que siempre han mantenido alta la reputación del FIB. Será el peaje a pagar por seguir teniendo un Festival así en España.

 (F: FIB)
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