FABULOSOS CADILLACS

Los Fabulosos Cadillacs, calaveras y diablitos

 

Cuando un artista traspasa el límite de la popularidad ingresa, sin duda, en una etapa en la que lo más difícil es mantener la creatividad sin caer en el olvido. Y este paso es justamente la conquista más merecida para este combo argentino que ha empapado sus raíces ska con volcánicos líquidos provenientes de ritmos y estilos como la salsa, el reggae, la batucada, la música tropical y, por supuesto, el rock y el pop de donde partieron, consiguiendo que suene único, contagiando y conquistando gente en todos los rincones del planeta. Vale la pena destacar que Los Fabulosos Cadillacs tienen un hueco muy importante en los USA. ¡Y eso viniendo de un país latino y sin renunciar en absoluto al castellano!

 

Todo un logro, pero es que el espíritu de Los Fabulosos Cadillacs es indomable y su sangre es capaz de brillar como el bronce de las campanas de Alejandría, creando canciones imparables desde hace más de una década, a lo largo de once discos ya. Aquí se presentaron con Vasos vacíos, una colección de alguna de sus canciones más recordadas que se editó en varios países, con la intención de darlos a conocer más allá de sus fronteras, donde ya lo habían alcanzado todo en sus ocho discos anteriores. Allí estaba «Matador», tal vez su canción más memorable, a base de percusiones imparables tomadas de las calles de Salvador de Bahía, en el Brasil de mayor población negra y hedonismo por metro cuadrado. Por allí estaban también como invitados Celia Cruz -en «Vasos Vacíos»-, Flaco Jiménez -en «Gitana»- o Andrés Calamaro.

 

En aquella canción única, con el fondo de la dictadura argentina, cantaban: «viento de libertad sangre combativa/ en los bolsillos del pueblo la vieja herida…/ y el golpe en la puerta llegó la fuerza policial/ mira hermano en que terminaste/ por luchar por un mundo mejor…/ qué suenan, son balas, me alcanzan, me atrapan/ resiste, Víctor Jara, no calla…»

 

Llegó después Rey Azúcar, donde perfeccionaban su mezcla de estilos, con versiones del «Strawberry Fields Forever» de los Beatles y la colaboración de Deborah Harry -de Blondie-, Mick Jones -de los Clash- y Chris & Tina -de Talking Heads-.

 

Y ahora llega Fabulosos Calavera, en el que la incorporación de un nuevo guitarrista consigue traer nuevos aires a la formación, más duros, más punk, más hardcore, más selváticos, pero sin olvidar sus constantes latinas: el fantástico ska de «Calaveras y diablitos», la nostalgia tanguista de «A.D.R.B.» y la joya que rubrica este disco extraño, que necesita tiempo, en forma de colaboración con Rubén Blades: «Hoy lloré canción».       

                                      

Xavier Valiño

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