ESTEREOCÉANO

Estereocéano, la ley del mar

 

Hacía falta encontrar un grupo que nos sorprendiera. Sin referencias anteriores, la primera vez que les escuchamos supimos inmediatamente que nos encontrábamos ante algo completamente distinto. Estereocéano llegan desde Vigo con su pop de bases electrónicas. Juan Rivas nos presenta Caleidoscópico, su primer disco.

 

¿Os parece que lo vuestro es pop de siempre hecho con medios electrónicos?

De alguna manera, sí, ya que no pretende ser otra cosa que pop. Son canciones que tienen una duración de tres o cuatro minutos, de canciones pop. Y, en cuanto a estructuras, la mayoría tienen una estructura de canción pop: estrofa, puentes o estribillos. 

 

¿Sois conscientes de ser el grupo con bases electrónicas que más importancia da a los textos y más espacio deja para las voces?

– Puede ser, ya que se juega con las sensaciones que pueden provocar los textos o que pretenden crear musicalmente. La mayoría de las canciones las compongo con guitarra acústica y luego les llevo la melodía vocal a mis compañeros, para que vistan, arropen y traten las canciones.

 

¿Es cierto que te empezaste a interesar por los ritmos electrónicos recientemente?

– En cierto modo. Tal vez dicho así sea demasiado tajante. No es que yo no escuchara música, aunque sí que es cierto que el resto del grupo estaba más al día sobre determinados movimientos musicales de finales de los 90 que yo. Desde hace tres años, me he venido interesando más por todo lo que está sucediendo actualmente.

 

– ¿Cuáles son los artistas que más os interesan?

– Björk es mi musa. El primer álbum de Björk, Debut, fue, quizás, el que me abrió los ojos musicalmente. Sus dos primeros discos son la clase de pop que me interesa, el que refleja esta época, aunque en su tercer disco se ha pasado un poco de rosca. Los sonidos industriales, agresivos, ya no me interesan tanto.

 

¿Pensáis que actualmente se recibe mejor cualquier producción hecha con ritmos electrónicos?

– Si el pop de guitarras que puedes escuchar es el típico, entonces no merece tanta atención, sobre todo por la crítica. Así se filtra y lo típico puede ser trabajado de otra manera. Aunque hay que tener cuidado que eso no nos lleve a pensar que el rock ha muerto. Para nada, no me lo creo: hay bandas de rock que usan las guitarras de forma novedosa, como Rage Against The Machine o Sonic Youth.

 

¿Qué escuchabais de pequeños?

– De pequeño lo que más escuchaba era pop español, por eso tal vez sigo haciendo pop español y en castellano. Hay una conexión con la música española, que eran los grupos que más me decían en su momento.

 

¿Veis esa conexión con Golpes Bajos, como en el verso ‘con santa devoción y esperanza’ que recuerda aquel ‘en santa devoción y rezo’?

– Sí, es cierto que era uno de los grupos que más me gustaban. Su manera de entender el pop, bajo mi criterio, era perfecta. Cuando los escuchaba pensaba que ésa era la manera en la que a mí me gustaría hacerlo. Aunque no creo que haya una conexión directa con una canción concreta.

 

Y en cuanto a los textos, de algunos se desprende una melancolía que me parece que sólo puede ser gallega

– Es posible que sí, lo que también sucede con ese toque religioso del verso que hablábamos, que creo que es muy gallego, como puede ser lo de tener esa pasión por un santo.

 

¿Te han dicho que tu voz se parece a veces a la de Santiago Auserón -Radio Futura- de la época de La canción de Juan Perro?

– Sí, ese disco lo escuché mucho de pequeño. Ése, De un país en llamas y La ley del desierto, la ley del mar son discos que escuché sin descanso cuando tenía 16 años. Existen esas influencias, aunque no son para que nos las echen en cara. Ni tampoco se trata de citar a The Cure o Depeche Mode. A mí me gustaban Radio Futura o Golpes Bajos.

 

¿Cuál es el papel exacto de Rafa Villarino en el grupo?

– Todos hemos trabajado en el disco haciendo arreglos, y cada uno tiene su pequeña parte de responsabilidad. Por Rafa me pregunta todo el mundo por el simple hecho de que no quiere aparecer en las fotos o en las entrevistas, que es una actitud muy respetable.

 

¿Qué es lo que más os gustaba de Big Toxic a la hora de decidiros por él como productor?

– Él escuchó la canción «En tu nuca» en Radio 3, su equipo pidió las maquetas que había y se puso en contacto con nosotros, ofreciéndonos su producción en este disco, ya que les interesaba hacerlo. Nosotros lo conocíamos por ser el hombre en la sombra de un buen montón de discos.

 

¿Cómo fue Radical Sonora junto a Enrique Bumbury?

– Muy bien. Nuestros compañeros eran Manta Ray, IPD -que es Justo Bagüeste, el saxofonista que acompañan a Corcobado- y Teen Marcianas. Era interesante, porque cada grupo aportaba cosas distintas. Y a lo largo de la gira, que pasó por varias ciudades, fuimos cambiando el momento de la actuación.

 

¿Qué tipo de samplers hay en el disco, en canciones como «Nunca nos diremos adiós» y»Lejana flor»?

– La mayoría de las muestras que hay no se sabe ni de dónde salen, ya que se han bajado las revoluciones. También hemos usado el sampler a la misma velocidad que el original y, como las armonías siempre cambian, no queda casi rastro del original. Los utilizamos para crear sensaciones.

 

¿Qué tipo de música no te importaría que estuviera acreditada en vuestro disco?

– Me gustaría que el bolero o la bossa nova tuvieran reflejo ahí. Cualquier música que me hayan trasmitido mis padres, incluso por el sonido que tienen los vinilos de esa época. Yo tengo bastantes discos latinos en mi casa, por mi padre, que fue emigrante en Argentina y Francia.

Xavier Valiño

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