ESCLARECIDOS

Esclarecidos, renovación madura

 

Después de quince años y ocho discos, Esclarecidos han acabado por romper definitivamente con su sonido de siempre, algo que ya venían adelantando en sus últimas producciones. Los clásicos «Arponera», «Tucán», «Cielo», «El tren azul» o «No hay nada como tú» son ya recuerdos del pasado. Ahora, desde su madurez, se abren a los mil aires de los nuevos sonidos. En su agenda, Tricky, Björk o Portishead como referencia, y el productor Suso Saiz como responsable de lograr que todo llegue a buen puerto.

 

Con La fuerza de los débiles Esclarecidos demuestra ser uno de los grupo más renovadoramente jóvenes del pop hispano. Cristina Lliso, su magnética y estimulante cantante, se aviene a explicar su última vuelta de tuerca y cómo se puede presentar, después de tres lustros, un nuevo disco repleto de referencias actuales. Ni los más osados se atreverían a tanto.

 

¿Es La fuerza de los débiles un signo más del compromiso de la banda o una muestra del diletantismo del que tanto se os ha acusado?

– A estas alturas, el diletantsimo colgado a nuestras espaldas, mal que nos pese, queda demostrado que es una etiqueta más. Como grupo de culto, grupo amateur y una serie de apodos que llevamos con resignación. Éste es exactamente el disco que queríamos hacer en este momento, pero algo no tan reciente sino madurado durante años. Lo queríamos absolutamente conceptual, desde la portada a las canciones.

 

¿Esas fotos tan duras, que sirven para la presentación del compacto, están hechas en la Europa del Este?

– Se trata del extrarradio de Budapest, sí. Son de un chaval muy joven y es llamativo que haya captado unas imágenes tan impactantes, expresivas, actuales. Habituales al fin y al cabo en cualquier ciudad. Después posamos frente a un hospital homeopático del centro de Madrid, que se cae a trozos.

 

Por fin se os empieza a reconocer el gran esfuerzo estilístico, más bien de sonido, de  vuestros últimos discos.

– Después de la gran experiencia con Suso Saiz en la grabación en directo en el estudio de Dragón Negro nos parecía impepinable que nos produjera él. Pero él nos contestó: ‘Depende del tipo de disco que queráis hacer. ¿Habéis escuchado esto y esto y esto?’ Y se refería a cosas muy diversas. Lo último de Bowie, Björk, Portishead, Tortoise… Lenguajes a veces muy nuevos y desconocidos para nosotros. Bases rítmicas en las que jamás nos habríamos internado. Sin que sea algo que esté en desacuerdo con nuestro trabajo anterior, este disco cierra un poco un círculo. Se trata de un trabajo algo conceptual, no una simple colección de canciones preciosas, de una comunicación de emociones. El grupo necesitaba saltar un cierto abismo después de los cambios internos que hemos sufrido.

 

¿Ha sido Suso el padre del cambio?

– Yo le dije que quería entrar en el mundo de la música de baile. No del bakalao, claro, sino en el mundo de ese increíble lenguaje rítmico actual: Tricky, Björk y compañía. Etiquetas aparte, ahí está el trabajo de Suso, asumido hace mucho tiempo: el ruidismo, lo industrial…. Nos interesaban esas formas de lenguaje actual. Aunque fijándonos bien, siempre está ahí nuestro trasfondo pop.

 

¿Se trata de un mensaje para los débiles?

– No; desde los débiles.

 

Haz un pequeño repaso de las canciones que contiene La fuerza de los débiles.

– «Un instante» es, tal vez, la más optimista, y dice «no cambiemos el billete que nos lleva al paraíso». En «Estoy esperando a mi amor» hay una buena dosis de melancolía; se trata de la canción del desamor. «Muertos» no es más que la respuesta a la resaca del concierto JASP de Madrid, donde parecía que se cocía la solución a nuestras vidas y Alonso, autor de las letras, se sintió muy desconectado de todo aquello. «En el medio del Retiro» puede ser cualquier noticia de actualidad, sobre dos homosexuales apaleados. «El sabor de su aire» tiene una de las letras más bonitas, que habla de la comunicación y la incomunicación. «Plaza de Callao» es un homenaje a Javier Corcobado, que no ha podido colaborar esta vez como letrista y refleja una escena de calle tras un concierto de Javier en la FNAC. «Atándome» es la versión de “I´ll Come Running” de Brian Eno, una hermosa canción. «En algún desierto» es la más íntima de disco, la canción de amor por excelencia y que traduce el sentimiento general del disco. «Suerte» es, tal vez, el único momento de desamor del disco, y se grabó en una toma: Suso a la guitarra y yo cantando. «Solo» contiene la letra que todo el mundo cuestionó pero yo creo que la frase es clave: «para pescar hay que estar cerca del mar», y el resto son imposibles, simples ironías. «Viajar a la eternidad» es otra referencia a la comunicación: «vecino y vecina, una sartén sin freír». Y «La fuerza de los débiles» vuelve a ser otra maravillosa aportación del gran Pablo Guerrero.

Xavier Valiño

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