ELASTICA

Con Elastica llega la diversión pura

 

         Mañana sábado, Elastica se presentarán en un escenario madrileño. Dos años después de su primer single y en su mejor momento, justo después de editar su disco de debut. ¿Qué podremos ver allí? Ni más ni menos que lo mejor de la nueva ola de finales de los 70, reciclado ahora para los 90. Como si The Pretenders aparecieran en este momento. Nadie en estos últimos quince años ha seguido una evolución tan parecida y con un sonido tan similar a la de aquella banda, y nadie ha traído al recuerdo a Chryssie Hynde tanto como Justine Frischmann.

 

         A su lado están Justin Welch, un batería salido del grupo Spitfire, Annie Holland, una veterana guitarrista de Brighton a la que no le quedó más remedio que coger el bajo, y Donna Matthews, una guitarrista de Newport enamorada del punk y de ¡Pink Floyd!

 

         Pero Elastica es, sobre todo, Justine Frischmann. Con Suede, en sus inicios, grabó su primer single “Be My God/Art”, una pieza que hoy es objeto de persecución por los coleccionistas. Luego asistió a la caída y recuperación de la banda de su chico Damon Albarn, Blur.

 

         Para entonces, descartados otros nombres como Dad, Kinby Grip o Spastics Society, ya había nacido Elastica. De ahí al primer concierto en la primavera del 93, en el que varios cazatalentos ya estaban tras la pista. Deceptive Records los fichó y al poco ya lanzaban su primer single “Stutter”, una edición de 1.000 copias que se vendió en dos días y la muestra perfecta de su estilo: canciones con la energía del punk, la melodía de la nueva ola y la inocencia de los grupos que sólo pretenden divertirse.

 

         Después vino “Line Up”, con sesiones hechas para el programa de John Peel en la cara B: “Vaseline”;  “Annie” y “Rock’n’Roll Is Dead”. El 94 acabó con un contrato con Geffen y un tercer single, “Connection”. El contrato sólo era otra muestra de su inteligencia: en las Islas, donde se preocupan por esas cosas, seguían con una independiente, y fuera, donde les importa un comino, con una multinacional, lo que les aseguraba una distribución en todos lados.

 

         Hace ahora un mes aparecía Elastica, un primer disco con 8 canciones ya conocidas para los que han seguido su discografía y otras 8 nuevas, en unos apretados 40 minutos. Como siempre, canciones de dos minutos escasos y una visión de la música pop tan descarada como intrascendente. Tomas rápidas e intensas, sin más, como se supone que debería ser lo mejor del rock.

 

         Tan sólo “Never Here”, con un bajo calcado a los clásicos de Joy Division, llega a los cuatro minutos. No es la única evidencia de otros tiempos. “Line Up” es muy parecida a “I Am The Fly” de Wire, “Connection” fue denunciada por plagio de “Three-Girl Rumba” de la misma banda y su nuevo single, “Waking Up”, tiene un asombroso parecido con “No More Heroes” de los Stranglers.

 

         Elastica nunca han pretendido ocultar sus influencias y las bandas que escuchaban mientras crecían. En su disco hay ecos de los Ramones, Blondie, Buzzcocks, Pixies… ¿Que copian? Muchos lo hacen, pero no todos lo reconocen. Lo suyo es más bien una operación redonda de reciclaje, donde todo tiene cabida y se utiliza con inteligencia, casi inconscientemente.

 

         Y no importa, porque sus canciones son simples y huelen a éxito, a pesar de sonar y actuar como una banda independiente. Ahí están los ecos orientales de “Indian Song”, el directo “Hold Me Now” y la gracia de “Car Song” -con unos teclados casi de juguete a cargo de un tal Dan Abnormal, que no es otro que Damon Albarn-. Todo huele a clásico, ya desde la portada, como sucedió con el primer disco de The Pretenders. Seguro que dentro de unos años se seguirá escuchando y, tal vez, recordemos su concierto de Madrid. Mañana, la solución.

Xavier Valiño

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