EL TURISTA OPTIMISTA

El Turista Optimista: Spain is different

 

 

 

 

Hace algo más de 20 años, el holandés Rick Treffers, líder de grupos como Girlfriend Misery, Miss Universe o Mist, se enamoró de Argentina y del tango. En 1989 marchó a Piedrahita, en la Sierra de Gredos, para aprender español y allí se enamoró de España, de “la vida social, las costumbres gastronómicas y su gran variedad, la belleza de las mujeres, las encinas en el campo y los hombres sin dientes que gritan en los bares de toda la vida”. En ese momento decidió quedarse y lo de visitar a Argentina se demoró bastante… Ahora presenta una nueva aventura, El Turista Optimista (con un primer disco, Ser español), o cómo ver España desde los ojos de un extranjero bien integrado en nuestra sociedad. Mañana estará en Santiago en el Kunsthalle a partir de las 9 de la noche, tocando canciones de todas sus etapas y con la posibilidad de degustar un menú típicamente holandés.

 

¿Qué recuerdas de tus visitas a nuestro país con Mist? ¿Te convencieron aun más de que este era el sitio para vivir?

            – Las giras con Mist nos llevaron a muchos sitios, de Galicia a Jaén, de Tarragona a Bilbao. Fueron giras intensas, con buen público, conciertos que empezaban muy tarde, muchas entrevistas en radio, televisión, revistas, periódicos y webzines, hoteles por la carretera (cutres y de 5 estrellas), paisajes estupendos y mucha comida. Siempre me lo he pasado bien aquí, a pesar de ese promotor que desapareció a la hora de pagarnos… En España, en general, estoy como un pez en el agua.  

 

¿En qué momento decidiste venirte a vivir aquí?

– Se acabaron dos proyectos de música y teatro que tenía en Holanda y no sabía muy bien cómo seguir. Y El Turista Optimista ya me estaba llamando… Así se cumplió el sueño que siempre había tenido: vivir en España.

 

¿Y por qué elegiste Valencia como destino?

– Fue a través de Pablo Maronda, un músico que vive por aquí. Me ofreció su casa. Quiero vivir al lado del mar y me gusta estar en el medio, relativamente cerca de todo. Además, en Valencia siempre me han recibido  con los brazos abiertos. 

 

En ese momento, ¿ya estaba claro el proyecto de El Turista Optimista o nació una vez que ya estabas aquí? ¿Cómo fueron surgiendo las canciones? ¿Había una idea al principio o surgió todo el concepto después de ver que tenías varios temas en esa onda?

– Ocho meses antes de venir a España, en 2011, compuse el tema “Los holandeses”. La toqué en un concierto en un salón en Barcelona y gustó. Desde aquel entonces empecé a pensar en más temas para El Turista Optimista. Noté que para la gente en España mis canciones en castellano podrían funcionar como un espejo. “¡Claro!, Así somos”, he oído decir varias veces en mis conciertos. Para las letras, utilicé todas las experiencias que he tenido en los últimos 20 años: las largas despedidas después de irse de un bar o discoteca, el ruido y la faena y el amor por la comida y los chupitos en los comedores por la carretera, los guiris raros enamorados del sol y el vino, la variedad en palabrotas y, por ejemplo, la informalidad de la gente. Escribí los temas en 2011 y 2012. Fue un proceso bastante natural y entretenido para mí. 

 

Lo del Turista está claro pero, ¿por qué tenía que ser Optimista? ¿Por el humor que hay en las canciones, por la situación actual en España…?

– El optimismo viene del cariño que le tengo a este país. La alegría y el caos siempre me han hecho reír y todo esto me ha dado mucha energía y amor. Además, en mi proyecto anterior Prettige Vooruitzichten cantaba sobre el deseo de querer dejar atrás mi país con tanta gente, tantas nubes, lluvia e hipocresía. Para poder ir adelante en mi vida necesitaba ser optimista. Y, ya siendo El Turista Optimista, cada vez soy una persona más optimista, pese a la crisis y todo lo que está pasando. Tengo que ser optimista, sí o sí. Y mucha gente aquí dice lo mismo: lo que necesitamos es optimismo. ¿Por qué no? 

 

El humor es una parte muy importante del disco. ¿Cuándo te das cuenta en las canciones de que estás llegando a un límite que no puedes pasar, para no caer en el ridículo?

– Es un límite muy sutil, lo sé. Me gusta provocar y reírme de las cosas, pero no he venido aquí para ridiculizaros, que va. Las situaciones absurdas en que me he encontrado aquí me han sorprendido. En la mayoría de los casos, esas sorpresas han sido inspiradoras y positivas. Si me hubiera pasado en Eslovaquia, quizás El Turista Optimista no hubiera sido tan optimista. Es que me gusta realmente vuestra forma de ser y vuestra cultura. No bromeo. Veo mucha gente en Facebook que dice que España es una mierda y no lo subscribo en absoluto.  

 

 

 

 

Tu visión de la sociedad española es de las más acertadas que se ha podido escuchar nunca en un disco. Un español creo que nunca se habría dado cuenta igual que tú. ¿Comentas tus canciones con otros cuando las estás escribiendo, se las dejas ver a alguien más al acabarlas o es todo producto de lo que tú ves?

– Gracias por el piropo, señor. Es todo producto de lo que yo veo, me temo. En algunos temas gramaticales he consultado con algunos amigos, eso sí. He probado las canciones en directo en Valencia, Barcelona, Murcia y Madrid, y la reacción del público me ha dicho suficiente.  

 

Has creado también una imagen, ese tío que viste de traje blanco. ¿De dónde sacaste la idea?

– Es que El Turista Optimista viene en son de paz, es una paloma humana que va de aquí para allá, un hidalgo bien vestido del Norte de Europa que busca alimento para su alma. Aparte de eso, la imagen del hombre en traje blanco nació con la estrella de rock ficticia llamado Rock Truffels, un personaje que he creado para mi obra de teatro y el disco Prettige Vooruitzichten de 2010. 

 

Una de las mejores cosas alrededor de este proyecto son las imágenes, en las que se te ve con la gente de aquí. ¿Cómo entiende tu propuesta la gente que no está acostumbrada al pop y al rock pero que escucha tus canciones cuando las cantas en lugares insospechados?

– Me encanta tocar y cantar en lugares inesperados y para gente que no está tanto al tanto del mundo de la música. Suele ocurrir en los conciertos acústicos que suelo hacer también. Las respuestas de esas personas suelen ser muy frescas y sinceras. Las canciones de El Turista Optimista son para todos: niños, abuelos, gente minusválida, indies, etc., todos. No clasifico, ni tengo un mensaje político. Quiero pasármelo bien, mostrar mi amor por el país y mis observaciones, y compartirlo en los escenarios, la calle, la playa y los mercados. Allí donde haya gente que quiere escuchar y compartir. Y con sólo una guitarra acústica, esto va bien (aunque también estoy montando una banda para este repertorio).

 

También estás dando a conocer el disco con aventuras que nadie se le habían ocurrido, como lo de un día en bici por Valencia parando en un montón de sitios. ¿Cómo fue esa jornada?

– Fue muy intenso y surrealista, con visitas a bares, restaurantes, museos, tiendas de souvenirs y un hotel donde me eché la siesta. Combino la buena vida con mi música y no me gusta  hacer lo mismo siempre. La gente de aquí no se podía creer que pudiera tocar en 15 sitios en un sólo día, pero con una buena planificación al estilo holandés fue bastante fácil. Tenía tiempo de sobra para tomarme una cervecita extra por el camino je, je. Y una croqueta de bacalao.   

 

Tienes en proyecto recorrer el Camino de Santiago dando conciertos en los lugares en los que pares al final de cada día. ¿Cómo se te ocurrió?

– El Turista Optimista tiene que viajar y conocer a gente. El Camino de Santiago es un recorrido legendario en el extranjero. Un amigo ruso que trabaja en turismo, Alan Lazovski, me propuso la idea tras haber escuchado mi música. Me encanta Galicia y me encantan los retos nuevos. Y con el disco en la mano, parece que va a ser un viaje muy atractivo en todos los aspectos. Ya me he comprado las botas y estoy entrenando en el Río Turia… ¡Semana Santa, here I come!

 

 

 

 

¿Tienes algún otro proyecto así?

– Siempre estoy cocinando estos proyectos en mi cabeza… En Holanda, por ejemplo, hice una gira en 2007 por las 12 provincias en una autocaravana tocando canciones en la plaza mayor de cada ciudad. Fue una aventura divertida y llamó mucha la atención a la prensa. Por las noches tocaba en bares y salas y así se promocionó mi disco Het heeft niets met jou te maken. Hay gente en Holanda que todavía me dice: “¿Tú no eres el loco que iba por todas las provincias en una caravana vieja tocando canciones?” 

 

Has financiado el disco con la plataforma Verkami. ¿Estabas seguro de que habría suficiente gente en España interesada en ver cómo te reías de los tópicos?

– Tenía mucha confianza en mi proyecto, pero no tenía ni idea cómo iría lo de Verkami.  Con la ayuda especial de mis aliados Armand y Raquel lo he conseguido. Y de todos los mecenas, claro. Salió bien, y tampoco he pedido mucho. Lo justo  para fabricar, diseñar y masterizar el disco. Por el reconocimiento que había recibido con Mist, mucha gente en España me había apoyado siempre. El 50% de la pre-financiación del disco viene de seguidores y amigos en España, el resto de Holanda. Por cierto, El Turista Optimista no se ríe de los tópicos. Creo que es más que esto. Se trata de canciones melódicas, llenas de observaciones, con matices, un punto de vista desde fuera, pero también desde dentro. Es un proyecto serio en el que el sentido de humor y la autocrítica no están prohibidos.

 

Eres el fundador de Live in the Living. Últimamente se está expandiendo bastante la idea del micro-espectáculo, así que te adelantaste a todo esto. ¿Es una buena solución para que los músicos puedan salir adelante en estos tiempos en los que se les cierran otras puertas?

– Seguro. Para un músico es una manera muy grata de presentar su música a un público cercano. Para los músicos hoy en día es casi imprescindible acercarse lo más posible, y sin demasiados intermediarios, a sus oyentes. Por internet, pero también con este tipo de eventos. Además, tocando en un salón o similar un músico puede aprender muchísimo en cuanto a la acústica, la sutileza instrumental y a la hora de presentarse y de improvisar. 

 

Por cierto, ¿dónde aprendiste a hablar español? ¿Te fue difícil? Siempre nos sorprende la facilidad de los holandeses con los idiomas frente a las dificultades de los españoles para aprender otra lengua.

– Los holandeses siempre han sido viajeros y, además, allí no se doblan las películas, como en España. A mí me encantan los idiomas y por eso me he lanzado con bastante facilidad a aprender español, intentándome integrar lo más posible. Lo que más me gusta es el lenguaje de la calle, el argot. Cada día aprendo cosas nuevas aún… Para los que se interesen, doy también clases de inglés, alemán y holandés (risas). 

 

Supongo que tu experiencia en España estará plagada de anécdotas que darían para mucho. Cuéntanos alguna. Por ejemplo, alguna en la que el idioma te haya jugado alguna mala pasada o la más divertida que te haya sucedido con El Turista Optimista aunque tú no hayas sido el protagonista… Vamos, las que tú quieras.

– Hace unos meses, toqué en Castellón y tuve que parar en la canción La Despedida (“ciao, Inmaculada Concepción”), porque el público estaba riéndose tanto y a todo volumen, hasta llorar, que yo también empecé a reírme mucho mientras cantaba. Nunca me había pasado antes. La canción habla de cómo los españoles suelen despedirse cuando salen de un bar o similar. Hay mucha gente extranjera que no aguanta esto, porque el grupo de gente al final crece y crece y no sabe despedirse y se queda en la calle hablando y hablando. Me ha pasado muchas veces, y por eso la canción también es tan larga. Sin embargo, después de este mismo concierto en Castellón, el público se piró corriendo sin prestarme mucha atención, porque había llegado la hora de cenar. Es precisamente este comportamiento impredecible que me intriga tanto de este país.

 

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