DRIVE BY TRUCKERS 2008

Drive By Truckers, de maldiciones y bendiciones

 

El mejor rock del Sur tiene a Drive By Truckers como sus mejores exponentes desde hace un buen puñado de años. Cuando parecía que habían llegado a su techo, tras su álbum A Blessing And A Curse y su colaboración con Bettye Lavette, y después de la marcha de Jason Isbell, la banda reaparece con el que, probablemente, sea su mejor disco, Brighter Than Creation’s Dark (Más brillante que la oscuridad de la creación). Con tres compositores en racha, el futuro sigue siendo prometedor. Paterson Hood nos lo presenta.

 

Recientemente habéis hecho una gira semi-acústica llamada ‘Dirt Underneath’. ¿Qué importancia tuvo a la hora de plantearos Brighter Than Creation’s Dark?

            – Mucha. En esa gira desnudamos todo hasta lo más básico, como reinventando el grupo totalmente desde el suelo. Cada día en las pruebas de sonido trabajábamos en una nueva canción y la presentábamos esa misma noche o a la noche siguiente. Al final de la gira teníamos 12 canciones acabadas. Nos metimos en el estudio sin ideas preconcebidas sobre cómo debería sonar el disco, y 10 días más tarde teníamos 18 canciones. Corría la bebida, pero nadie estuvo especialmente borracho.

 

No siempre ha sido así de fácil a la hora de grabar vuestros discos.

            Pizza Deliverance y Decoration Day fueron hechos así, realmente nos divertimos. En Southern Rock Opera teníamos una agenda y unos criterios, así que fue un trabajo duro y tedioso; tampoco nos llevábamos bien y la vida personal de todos nosotros se convirtió en una mierda. A Blessing And A Curse tampoco fue divertido, con un montón de problemas dentro del grupo, sin unidad sobre qué dirección debíamos seguir. Éste ha sido todo lo contrario. Si no lo hubiésemos disfrutado, nos hubiésemos marchado a casa.

 

¿Ha habido algunos temas en particular que hayan informado las canciones de este álbum?

            – Lugares oscuros como el futuro de la banda y saber si podíamos continuar juntos. Otros dos temas hablan de Irak, con una línea común teniendo en cuenta que en este país estamos pasando tiempos duros, con mucha mierda, preguntándonos qué coño vamos a hacer para recuperar nuestro país. No se trata de un disco político, pero eso está ahí. Y otras hablan de cosas que hemos visto, como “Two Daughters And A Beautiful Wife”, que habla de una terrible tragedia que le pasó a una familia que conocíamos y que fue asesinada en su casa el día de Año Nuevo. Fue una de las primeras que escribí para este disco, intentando encontrar algo de sentido a algo que no lo tiene.

 

¿Todavía crees que exteriorizar este tipo de cosas en las canciones sirve como algún tipo de catarsis?

            – Sí, por supuesto. Es todo lo que sé hacer, lo más próximo a una terapia que funciona conmigo. Solía ser más fácil, componía todo el tiempo, sin pensar si era bueno o malo lo que salía, cualquier cosa. Ahora tengo que mantener un equilibrio entre tocar, hacer giras, mi familia, llevar un negocio esencialmente. Con todas estas distracciones es más difícil, pero cuando consigo escribir algo, parece tan bueno como lo mejor que haya escrito. La cantidad puede que ya no esté ahí, pero la calidad es probablemente mejor.

 

¿Ha sido dura la marcha de Jason Isbell?

            – No lo ha sido. Jason es un gran compositor, cantante y guitarrista, y aportó mucho al grupo, pero después de cinco años tuvo demasiado de un grupo como éste. Esta banda es una democracia, aunque a veces sea un lío, y a él nunca le gustó ese lío; estaba preparado para ser el líder. Además, él y Shonna se divorciaron el año pasado, y tocar en un grupo con tu ex no resulta nada gratificante.

 

 

¿Por qué le ha costado tanto a Shonna dar un paso adelante como cantante y compositora?

            – Supongo que ha tenido que ser algo relacionado con la dinámica entre ella y Jason. En A Blessing And A Curse la escuchamos trabajar en algunas canciones, pero nos dijo que todavía no estaba preparada. En esta ocasión se presentó el primer día con “The Purgatory Line” y “I’m Sorry Huston”, grabadas en un cuatro pistas, y por supuesto que nos quedamos asombrados. Compuso “Home Field Advantage” al día siguiente y ha escrito un montón más desde entonces.

 

¿Cómo es que un músico tan clásico en muchos discos de los 60 y 70 como Spooner Oldham ha acabado participando en el disco?

            – Conozco a Spooner casi desde que nací. Él y mi padre David Hood tocaban en la banda de los estudios Muscle Shoals, con los que grabaron muchos clásicos del soul, y durante los últimos 40 años han tocado juntos muchas veces. El año pasado trabajamos juntos en el disco de Bettye Lavette, ya que yo buscaba alguien que hiciese de puente en esa distancia en edad que nos separaba de ella. En el transcurso de aquel disco quedó totalmente claro que él es uno de los nuestros, así que coincidimos inmediatamente en que tenía que ser parte de este nuevo álbum.

 

¿No es algo intimidante tenerlo ahí en el estudio? Ha participado en algún disco imprescindible…

            – Para nada. Es el tipo más abierto y más fácil a la hora de tocar con él, y ésa es seguramente la razón por la que ha tenido tanto éxito tocando con tanta gente; simplemente encaja en cualquier sitio en el que esté. Solamente no encajaría con alguna persona que le hiciese hacer algo, ya que él hace lo que hace a su aire. Si tocamos una canción 100 veces, él lo hace de 100 maneras, porque seguramente lo siente de 100 formas distintas. Todo tiene que ver con el espacio entre las notas; un cliché, pero cierto.

 

¿Va a unirse permanentemente al grupo?

            – Ojalá pudiera, pero no es posible. No sería capaz de aguantar el ritmo de 150 conciertos al año. Está en buena forma, pero pasa de los 65 años y no es cuestión de meterlo en la furgoneta y llevarlo por ahí por el mundo adelante.

 

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