CRACKER

Cracker, sin rastro de la tierra prometida

 

 

Por suerte, tras casi veinte años como banda -con el proyecto paralelo de Camper Van Beethoven, quienes empezaron en 1983-, Cracker ya empieza a ser una banda que no es tan difícil de ver por nuestros escenarios. Este mismo sábado se presenta por segunda vez en Galicia, en concreto en la Sala Capitol de Santiago, teloneados por Euro-Trash Girl. Se trata de una oportunidad única para ver en directo a una de las bandas más clásicas del rock actual y, también, a una de las mejores sobre el escenario. Hablamos con David Lowery y Johnny Hickman, sus dos líderes y fundadores.


Cracker, la banda que introdujo la irreverencia y la ironía en la -a veces- demasiado seria escena del rock alternativo están de vuelta en estos días con disco nuevo, el octavo grabado en estudio, titulado Sunrise In The Land Of Milk And Honey, con el que estrenan alianza con el sello 429Records y que presentan en directo por varias ciudades españolas.

 

En este caso, su nuevo álbum va del pop al punk. Los fundadores del grupo David Lowery y Johnny Hickman, junto al batería de los últimos 12 años, Frank Funaro, y el bajista desde 2006, Sal Maida, se muestran ahora  más enfadados que nunca, tanto en el sonido como en sus letras, que describen un paisaje demoledor, crítico con lo que les rodea. Escapismo, apocalipsis y renovación son los temas de un disco que cuenta con la colaboración de sus amigos John Doe, Patterson Hood (Drive By Truckers) y Adam Duritz (Counting Crows).

 

“Lo grabamos en Athens, Georgia -la ciudad de REM y The B-52’s-, con David Barbe como productor (Son Volt, Drive By Truckers…). Sí, es una colección de once temas como fotografías de la situación actual”, señala David Lowery, “de precariedad moral y desenfreno de unos pocos frente a las cada vez más duras condiciones de vida de la mayoría. La edad de oro, la tierra prometida, el país de la leche y la miel nunca llegaron; se nos prometió pero nunca llegó, todo está a punto de desaparecer como un mal sueño”.

 

“Nos tomamos la creación y composición de estas canciones como un trabajo, en una oficina”, continúa Lowery. “Íbamos al local juntos, cada uno con su parte trabajada y preparada, y todos íbamos dándoles forma. Sentíamos el tic-tac del reloj, teníamos una hora de entrada y salida, y ha funcionado mejor que si fuéramos oficinistas. Nada de estar en una isla del Caribe esperando la inspiración. Lo cierto es que tampoco teníamos el dinero para hacerlo”.

 

 

El sonido, en esta ocasión, también se ha vuelto más fiero, en relación con la temática del disco. “Teniendo en cuenta que Frank Funaro, el batería, había tocado con grupos punk como The Dictators y Joey Ramone”, prosigue Lowery, “y que el bajista Sal Maida acompañó a Roxy Music y Sparks, era inevitable que parte del sonido de la banda derivara hacia estas influencias”.

 

Todo un reto del que salieron indemnes. “Cuando hacemos ese tipo de cosas, es que podemos atrevernos con cualquier cosa”, asegura Johnny Hickman, el otro componente que se mantiene en el grupo desde su fundación en 1991. “Hacemos canciones que ni conocemos, sólo por diversión. Si no funciona, o estalla una pelea, lo dejamos. Todo eso nos mantiene muy vivos”.

 

Ya en su día habían grabado un disco de country, Countrysides, así que tocar distintos estilos es un reto que les apasiona. “Todo esto viene del hecho de que David y yo somos hijos de militares que crecimos en el sur de California. Nuestros padres escuchaban mucho country, pero no el baboso, sino el que se rebelaba contra el sonido de Nashville, de gente como Merle Haggard, Johnny Cash, Willie Nelson… Siempre nos gustó ese lado del country, y en nuestros discos siempre hay alguna gota de country”.

 

De todas formas, podemos descansar tranquilos: lo que Cracker hará este fin de semana es, principalmente, tocar canciones de sus ocho discos de rock clásico. Desde luego, pocos grupos hay hoy en día más clásicos que Cracker, y en ello tienen que ver bastante su edad y sus influencias. “Hay mucha gente que se cuela en nuestras canciones, como Randy Newman, Neil Young, Warren Zevon o Bob Dylan, del que tengo todo lo que ha ido publicando y más. Aún recuerdo la primera vez que lo oí en la radio, algo que hoy no sucede porque todo suena igual. En aquel momento decía cosas que nadie más decía. Todos estos grandísimos compositores te llegan muy adentro por alguna razón; la gente conecta con lo que el cantante dice en la canción”.

 

Curiosamente, es el hijo de 21 años de Hickman quien lo mantiene al día. “La radio no se puede escuchar, así que presto atención a lo que me pone mi hijo. Por suerte, tiene buen oído y está al tanto de todo. Me dio a conocer a los White Stripes, que están muy bien. Cada cierto tiempo me pone nueva música, y bien le digo que es una mierda o voy y me compro sus discos”.

 

Pero lo que Cracker se ha ganado con los años es su reputación de banda de un directo demoledor e incendiario. “No queremos tocar para gente que está ahí y se dedican a charlar. Lo damos todo. Llevamos mucho tiempo en esto y no aguantamos a la gente que nos aburre. Hay un poco de Iggy Pop y de The Replacements en Cracker. No creo que Iggy Pop tocase para gente que no le prestase atención”. Lo comprobaremos este mismo sábado.

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