COLA JET SET

Cola Jet Set, caramelos con fundamento

 

         Tras la aventura de Los Fresones Rebeldes, su líder, Felipe, decidió montar otro grupo, Cola Jet Set, que continúa justo donde lo dejó. Ahora lo acompaña su mujer, Ana, y otros tres músicos. 

¿Cuál fue el momento en que visteis que Los Fresones Rebeldes se acababan?

– Cuando se iban a cumplir dos años sin canciones nuevas. Paramos cuatro meses por un trabajo que le salió a Cristina en Suiza y, a su regreso, creo que todos pensamos que estábamos mejor parados que otra vez en marcha. En mi caso particular, fue conduciendo entre Madrid y Toledo, escuchando el primer disco y pensando que canciones así ya no me iban a salir nunca más. Tenía algunas a medias, pero me daba la impresión de que con las limitaciones técnicas y la falta de entusiasmo de esa formación en ese momento, iba a “quemarlas” y se me quitaban las ganas de terminarlas. Ahora han salido dos de estas: “Un golpe de suerte” y “¡Ay, amor!” 

¿Cómo veis hoy aquellos discos?

– Con mucho orgullo, llenos de canciones que siempre me gustarán. A veces me frustra no haber grabado mejor algunas, pero recuerdo que en cada momento se hizo lo que se pudo. Grabarlos casi me cuesta la salud: con el primero perdí pelo y con el segundo me volví un paranoico “estudiofóbico”, pero defenderlos en directo, viajando y haciendo amigos, lo compensó todo con largueza.  

¿De qué momento, canción y concierto quedasteis más contentos?

– De casi todas y todos. Apenas recuerdo unas pocas canciones muy mal grabadas y media docena de conciertos aburridos o malos.  

Hace poco alguien me comentó que “Al amanecer” tenía un cierto parecido con “Bicycle Race” de Queen. Aún no las he escuchado las dos juntas. ¿Qué os parece?

– Conozco bien esa canción y no le encuentro ningún parecido, me has dejado alucinado. En cambio, tiene aires que nunca he negado de “Ráfagas” de los Bólidos y “Cadillac solitario” de Loquillo. Son cosas de las que te das cuenta cuando la canción ya está terminada, nunca he pensado deliberadamente “voy a copiar esto de aquí y eso de allá” en mis canciones. En cambio, con las versiones puedo jugar a incrustar un solo de los Cure en una canción de La Buena Vida o un solo de Blondie en otra de Tracey Ullman.  

¿Alguna otra extraña comparación que hayan motivado vuestras canciones?

– Un cretino dijo que me había inventado la existencia del grupo israelí The High Windows, de quienes hicimos una versión en el segundo disco. ¡Ya ves tú qué ganancia iba a tener en eso! Además, hay aires fuertes de Bob Dylan en “Quiero saber”, de Blondie en “Sinolo” y un largo etcétera muy variado (Moby Grape, Tamla Motown / Phil Spector, X, Byrds, Cure y decenas más) de canciones que me han motivado a “hacer una así”. Todo vale: una noche en la radio escuché por casualidad algo de dru’n’bass, tomé nota del ritmo e hice una melodía nueva sobre el mismo, que luego resultó tener cierto parecido con la sintonía del consultorio de Elena Francis (“Suave”), que sin duda tengo metida en la cabeza de cuando era niño y la criada ponía la radio al planchar.  

¿Qué planteamiento había a la hora de formar Cola Jet Set?

– Claramente el de empezar de cero con gente nueva para recuperar la ilusión y la inspiración para componer. Y ha funcionado: he vuelto a componer canciones que me gustan tanto como las primeras y las he podido grabar mejor.  

¿Había algo que, decididamente, no queríais repetir?

– La democracia en las grabaciones. Creo que el autor de la canción tiene cierto derecho a hacerla como a él le guste, sin estar pendiente de si a ése se le oye menos o al técnico no le gusta que las palmas suenen más altas que la batería. Se malgasta mucha energía en eso y al final no contentas a nadie ni estás contento tú.  

¿Repiten muchas de las canciones de la maqueta en el disco?

– Las tres. Valía la pena grabarlas mejor. Si una canción no me parece de primera, no llego a terminarla. Muchos grupos graban 20 ó 30 canciones y luego seleccionan 11 para el disco. A mí ni me sobran tantas, ni me gusta grabar por grabar; lo que llevo al estudio es para que salga en el disco.  

En este disco me parece que el abanico de influencias es más amplio y basado en los 60, ¿no?

– En los 60 se hizo tal cantidad de música y tan variada, que es una mina inagotable. Sonamos más así porque de momento no usamos distorsión, cajas de ritmos ni sintetizadores, y nuestras canciones son cortas y con estribillos reconocibles, como se hacía entonces. Me siguen influyendo grupos de punk y nueva ola y muchas otras cosas, pero prefiero usar los sonidos de entonces.  

Parece que os va mucho el soul clásico, la Tamla Motown, el northern soul

– Siempre me ha gustado, pero ahora se nota más porque Ana toca el piano y el órgano a dos manos, Roge hace los redobles correctos, Aarón líneas de bajo sólidas, Cristina me complementa con la guitarra y en general me puedo plantear arreglos más ambiciosos. En las giras de los Fresones siempre escuchábamos 60’s, soul y northern en la furgoneta, porque te alegran la conducción y te mantienen despierto. En cambio, con el noise espeso de Los Planetas o mis queridos Ride y un poco de resol, se te embota la cabeza y te duermes al volante.  

También me da la impresión de que en este disco todo suena más limpio. ¿Era idea vuestra o ha tenido que ver Guille en ello?

– Ambas cosas: era nuestro deseo y Guille tiene entre otros el talento de hacer sonar muchas cosas a la vez sin empachar. Y también que tocamos mejor y más limpio.  

Aunque en principio no lo relacionaría con vosotros, supongo que os gusta Todd Solondz. ¿Es así? ¿Qué otros directores?

– Así es. Me impactó especialmente el personaje de Heather Randazzo en Bienvenidos a la casa de muñecas; me recordó muchas de mis miserias de infancia. En Storytelling da un buen repaso a tipos sociales que me son particularmente odiosos. Es un analista muy fino y sin escrúpulos. Otros directores que me gustan son Paul Verhoeven, tanto su etapa holandesa como la americana, todo lo de Eric Rohmer y también David Mamet, Lars Von Trier y Woody Allen. Intento no perderme ninguna película de todos estos. Además, me encanta desde siempre el cine de acción y ahora las comedias con Ben Stiller y Adam Sandler. En cambio, detesto el cine francés de mal rollo (André Techiné y discípulos) y sus patéticas imitaciones españolas: tienen mucho que aprender de los anteriores.  

El disco es de un tono optimista y contagioso. ¿Os sentís más cómodos con este tipo de canciones?

– Son canciones sinceras. En general estoy contento con lo que ofrece la vida y tomo lo que puedo. Si pudiera hacer canciones de mal rollo tan buenas como las películas de Solondz, las haría, pero para hacer lo que se oye por ahí, mejor que no.  

Por último, ¿hasta que punto el grupo responde a la visión de Felipe o hasta que punto impone sus criterios sobre los demás?

– De entrada responde totalmente a mi visión, pero eso lo dejé claro desde el principio. Eso no quita que ahora que estamos rodados y muy bien conjuntados personal y musicalmente, puedan aflorar otras cosas, aunque me reservo el papel de director. 

Xavier Valiño

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