CECILIA ANN

Cecilia Ann, inocente ironía

 

         Parte de la nueva generación del pop estatal no reniega del pasado, sino que aprende de él para construir su propia personalidad. Cecilia Ann son el ejemplo perfecto de banda con un sonido intachable, buenas canciones y vocación mayoritaria. Si no triunfan, es porque no les dejan llegar a los medios masivos. 

– ¿Es Cecilia Ann un grupo de fans convertidos casi por casualidad en músicos? ¿Cómo fue el proceso?

         Realmente me atrevería a decir que el proceso todavía continúa; en nuestra manera de entender la música seguimos actuando como apasionados por la música que nos gusta. Para subsistir en el mundillo de los grupos, las discográficas, los medios, etc. es necesario conservar ese grado de pasión que no te haga olvidar que estás haciendo lo que más te gusta. 

¿Cecilia Ann busca la perfecta canción pop?

– Cecilia Ann es un grupo de canciones: la base de nuestra música parte de este concepto, aunque no buscamos apurar una fórmula perfecta, sino simplemente madurar hacia una forma personal de componer canciones pop. 

– ¿Hay miedo o respeto ante la posibilidad de llegar a un público mayoritario o no os preocupa el tema?

         Siempre nos hemos planteado que nuestras canciones debían llegar al mayor público posible, y no por lo que a nosotros pudiera repercutir, sino porque creemos en una forma de hacer y de participar de la música alejada de las estrategias comerciales que dominan la escena de este país.        

– ¿Son Cecilia Ann, junto a grupos como La Habitación Roja, un precedente de la nueva escena estatal independiente, por contraposición a lo que se llamó el noise, u os encontráis al margen de ambos?

         Por lo que a nosotros nos toca, intentamos alejarnos de corrientes, referencias, y sobre todo de cualquier apelativo que ponga frontera a nuestra música. Cuando empezamos nos vimos obligados a reflejarnos en una corriente de grupos determinada que nos encasillaba de forma injusta. A partir de ahí nos planteamos mantenernos al margen y conseguir un concepto propio.        

– ¿Ha sido casualidad que, tanto el título del disco como el de las canciones, jueguen con palabras compuestas o dos palabras principales?

– Siempre nos han gustado los juegos de palabras y en algunos casos buscar vocablos propios, como “Funcionarama” o “Imperactivo”, que no hacen sino facilitar la comunicación de nuestras canciones. Un recurso para definir el contenido desde el titular… 

– ¿Creéis que, aún sonando clásicos, sin ser innovadores, es posible la evolución?

– Para nosotros explorar los sonidos clásicos y adaptarlos a tu manera de componer es una forma de innovar mucho más amplia. En la música prácticamente todo está inventado y hay que conseguir hacer tu interpretación personal de los sonidos que más te sugieren.  

– ¿Existe esa evolución en los textos y en dónde están las pistas para descubrirla?

         La evolución es para nosotros sinónimo de exigencia, y en Suenacuento no es difícil percibir que hemos reflexionado más en las canciones. Hemos buscado una mayor elaboración, tanto en la música como en los textos. No obstante, en las letras siempre me he esforzado en huir de esa madurez fingida que se impone en la mayoría del pop español de toda la vida, y la fórmula entre inocente e irónica en la que se mueven las historias de Suenacuento me ha parecido la más acertada. 

– ¿Es consciente Estrella de que le ha tocado cantar una de las perlas del disco, «La mujer pez», y que su voz engancha precisamente por no prodigarse mucho?

– Es cierto que “La Mujer Pez” está entre las favoritas del público y que su voz se ha convertido en un pilar fundamental, pero no hay que olvidar que no solamente es importante en las canciones en las que su voz es principal, sino que su participación en las voces de todo el disco es más característica si cabe.        

¿Cómo veis ahora vuestro primer single «Si no lo ves»?

– Como un paso obligado para llegar a nuestro último álbum. Nunca Suenacuento hubiera podido ser nuestro primer trabajo.         

– ¿Cómo os planteasteis la producción del disco y qué o quién contribuyó a que suene tan brillante?

– Estuvimos buscando algunos posibles productores extranjeros y no pudimos contar con ninguno, así que nos planteamos hacerla nosotros mismos, en base a lo que habíamos aprendido con Ken Stringfellow y las ideas que teníamos en mente. Eso sí, buscamos un buen ingeniero de sonido, Carlos Hernández. Quizás una de las cosas que había que corregir era precisamente el sonido y para ello Carlos ha hecho un trabajo muy bueno.  

– ¿Podrían ser referencias acertadas para este disco los Beach Boys, The High Llamas o The Divine Comedy?

– Bueno, estos nombres suelen ser palabras mayores, pero sí que han sido referencias muy básicas a la hora de abordar la producción de las canciones. Pet Sounds de los Beach Boys ha sido uno de nuestros cuadernos de estilo. 

– ¿Cómo pensáis reproducir en directo la instrumentación tan variada de Suenacuento?

– En muchos casos tendremos que ayudarnos de la tecnología, llevaremos samplers y secuenciadores para poder contar en directo con la mayoría de la instrumentación del disco y conseguir la mayor fidelidad en el escenario.        

– Por último, ¿de dónde viene vuestro nombre? Supongo que de la canción de los Beach Boys. ¿Había alguna otra intención?

– La primera intención era buscar un nombre bonito y, además, si tuviera alguna significación musical mejor. En nuestro caso, “Cecilia Ann” es una canción compuesta por los Surftones, un grupo surfero de los 50, y que fue versioneada por los Pixies en su álbum Bossanova. 

Xavier Valiño

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