LOS FLECHAZOS

Los Flechazos, alta fidelidad

 

Ha pasado un poco desapercibida, como de refilón. Pero la separación definitiva de Los Flechazos -y esta vez sí que podemos estar seguros de que es para siempre- ha dejado un hueco muy grande en los –fieles- seguidores de los sonidos mod y de los años 60. Alex y Elena siguen en el tajo de una manera u otra, y aquí explican muchas de las razones de su disolución. Leer más

GOLDIE

Goldie, desde la pista oscura

 

Pocas figuras hay hoy más carismáticas e influyentes en el mundo de la música de baile que Goldie, de 31 años. Educado musicalmente, como muchos de sus compañeros, con los éxitos del hip-hop que dominaron la primera parte de los años 80, la influencia de Goldie ha cambiado radicalmente la cara anónima de los artistas de ese entorno y su forma de componer. Leer más

ULTRASÓNICA 1998 ENTREVISTA CON PEARL JAM

ULTRASÓNICA 1998 ENTREVISTA CON PEARL JAM

Ultrasonica e-zine :: Xavier Valiño

ENTREVISTAS 1998


Pearl Jam, el precio de la fama

 

 

¿Es la estrofa del nuevo disco que dice ‘no intento marcar las diferencias, de ninguna manera’ la que marca su espíritu?

– Seguramente estoy pidiendo algo con intención de devorarlo inmediatamente. Me asombra que la gente, sobre todo con el primer disco, pudieran sentir lo que allí había como algo tan cercano. Fue una sorpresa entonces y lo es ahora. No quiero que la gente piense que me traen a casa algún tipo de estudio demográfico de los que tomo los grandes temas de hoy en día para dejar claro que puedo componer canciones.  

 

¿Cómo se lleva la reputación de inestable, pesimista y malhumorado que te ponen en tantos artículos?

– No me importa lo de taciturno e inestable, pero lo que me molesta es lo de lo de desagradecido, ya que lo siempre quise es hacer música. El resto no me importa porque significa que la gente me deja solo.

 

¿Eso incluye necesariamente despreciar todo tipo de promoción, incluso ahora?

– Nosotros hemos tenido la suerte de dictar nuestra propia definición de nuestro trabajo, y esa definición se resume en una sola idea: hacer música. Y después de eso, para el resto de las cosas no ponemos tanto entusiasmo. Es difícil sentirse inspirado por todas las otras cosas como las ceremonias de entregas de premios o ser entrevistado todos los días. Algunas experiencias pueden ser buenas, pero eso de venderte cada día como si fueras parte de un circo ambulante… Tenemos la suerte de no tener que hacerlo. Y ha salvaguardado nuestra salud, eso está claro.

 

¿Entonces no estás enfadado por lo que se ha escrito sobre vosotros en el pasado?

– La verdad es que no estoy enfadado por algo tan trivial. Mis pensamientos van encaminados hacia cosas más importantes, ninguna de las cuales tiene que ver con la música. Pero, si por casualidad tropiezo con algo que me ha molestado en el pasado, como cuando hago limpieza de cajones, me resulta interesante. Guardo los artículos negativos porque me hacen gracia. Y, a medida que voy aprendiendo sobre cosas más importantes, todo lo demás se vuelve tan pequeño que llega a un punto en el que no existe en absoluto.

 

Habéis pasado en dos años de Vs. -Contra- a Yield -Ceder el paso-. ¿Tiene eso que ver con las cosas más profundas en las que piensas o con alguna clase de renacer espiritual?

– Es cierto, no había reparado, pero parece que tiene un cierto sentido. Aunque he estado pensando más en… Hay… He estado leyendo mucho… No me importa hablar de la espiritualidad en las canciones, pero hacerlo en una entrevista, sobre todo si va a ser publicada… No puedo ni escoger las cosas que se van a destacar de lo que pueda decir, así que me voy a acoger a la quinta enmienda.

 

¿No piensas aclararlo algo más?

– Se trata de algo personal: he estado expuesto a algunas teorías interesantes y realmente no considero… La palabra religión tiene connotaciones muy negativas para mí, como la de ser responsable de tantas de las guerras, y no debería ser así; se trata sólo de la evolución que el concepto ha tenido para mí. Me pregunto qué hicimos en el planeta antes de que apareciera la religión.

 

¿Y todas esas ideas han sido decisivas a la hora de componer Yield?

– Sí, no me importa hablar de ello. Si miras hacia atrás -y todo esto está en el disco-, todo lo que ves es la arrogancia humana. Entendemos nuestra historia como los últimos 20000 años, y estamos a punto de celebrar el año 2000 con una gran borrachera, lo que significa que nos vamos a levantar el primer día del nuevo milenio con una gran resaca. Es algo parecido a lo que nos estamos haciendo a nosotros mismos. Está por ver si cuando nos levantemos la mañana siguiente nos vamos a purificar tal y como uno debería hacer después de un gran exceso.

 

¿Y de que forma se refleja eso en las nuevas canciones?

– La gente va estampando su ego sobre todo lo que hacen. Todo lo que nosotros podemos intentar es hacer que la sociedad sea más… armoniosa. Puedes apoyar algunas causas, y nosotros hemos hecho cosas, como aquella para una organización a favor del derecho a la elección en el tema del aborto, en las que salimos de nuestros caparazones, pero no puedes hacer esa clase de cosas mientras tu vida es una mierda. No puedes decirle a la gente que reciclen los desperdicios y ser un consumista compulsivo en tu propia casa.

 

Hablar de estar encerrado en tu caparazón hace que lo de la fama suene muy mal. ¿En algún momento pensasteis que todo iba a ser brillante?

– Las cosas se dispararon después de nuestro primer disco. No podíamos ni imaginarlo. Es como si te lanzaras hacia una curva y, cuando te das cuenta de lo que está pasando, empiezas a intentar controlarlo. Algo así como que no quieres seguir por esa carretera o que tal vez no sea tan cojonudo. Sería bueno si pudieras ponerte el traje de la fama los fines de semana o algo así, cuando necesitases una mesa en un restaurante. Sería lo mejor, pero no funciona así. Por cada cosa positiva hay una negativa. Y si la positiva se vuelve muy grande, la negativa se hace grande en la misma proporción.

 

La droga ha marcado a tus contemporáneos: Layne Staley de Alice In Chains y Scott Weiland de Stone Temple Pilots se debaten entre la rehabilitación y la adicción, y Kurt Cobain acabó suicidándose. ¿Fue la suerte en vuestro caso la que os ayudó a no caer en ello?

– Ojalá pudiera atribuir a la suerte haber salido de alguno de esos períodos. Entiendo una parte de eso, pero otra no. La vida es… Lo siento, pero no puedo decir que me siento próximo a la droga, que puedo tolerarlo. No es así, y se me hace muy difícil entenderlo cuando hay alguien que podría seguir otros caminos más positivos para sobrellevar los momentos más difíciles, como dedicarse a los zumos de naranja o al yoga. De hecho tienen la posibilidad de llevar la clase de vida que quieran. Incluso pueden dejarlo y no volver a hacer música, o hacer música sólo en su casa y para sus amigos. Aprender a jugar al baloncesto debajo del agua o cualquier otra cosa… Se hace difícil entender la razón por la qué la gente escoge determinadas direcciones. Y no puedo sentir ninguna simpatía por ellos.

 

¿Tampoco hacia Kurt Cobain?

– Tengo que admitir que Kurt fue la excepción y que sentía compasión por su situación, ya que era un poco menos intensa que las otras dos que has mencionado. Creo que en su caso había más de lo que salta a simple vista, y no me voy a referir a ello nunca más. No me siento cercano a las drogas y no sería honesto. Además me siento como un imbécil cuando tengo una conversación con alguien y luego descubres que ni siquiera estaban allí. Me hace sentir como si me hubieran estado mintiendo.

 

¿En algún momento llegaste a pensar en que podías caer en ello?

– Pasaba mucho tiempo solo, así que no estaba expuesto a ese rollo. No tiene glamour. No es algo que despierte mi curiosidad, y doy gracias por ello. De todas formas, me gusta fumar algo de vez en cuando, pero eso es algo más equilibrado. Escojo entre diversas opciones, pero no voy a dejar que ninguna de ellas amenace mi propio control sobre mi vida. Me encanta la idea de hacer música y vivir al mismo tiempo.

 

¿Y esa seguridad no hace que parezcas falso?

– Se trata de un final romántico, aunque trágico, para una historia muy dramática. ¿Qué se entiende por falso? Todavía sacamos temas en nuestras canciones, examinando la sociedad, pero me parece que hay una forma positiva de salir de ahí, más que ir gritando: ‘¡Qué os jodan! ¡Qué os jodan!’ Y si siguiéramos haciendo eso, simplemente porque se trata del estilo con el que empezamos, entonces estaríamos siendo falsos.

 

¿Ésa es la solución?

– Hemos evolucionado, nuestra forma de pensar ha madurado. Ser negativos y decir ‘esto es un problema, esto es un problema…’ He tenido charlas con Krist Novoselic sobre política local y eran tan negativas que nos decíamos que teníamos que traer algo positivo de lo que hablar la próxima vez. Decíamos: ‘Tenemos que encontrar el principio, tenemos que encontrar la semilla’.

 

¿Cómo se puede entender que en los conciertos siempre estuvieras llamando la atención del público?

– Probablemente tenga que ver con la atención que no me daban de pequeño o para recrear la que sí me daban. Hacía cualquier cosa: tirar un botella o el pie del micrófono, o saltar encima de alguien… Sólo que un año más tarde el significado de un concierto para mí cambió y pensaba que pasaría si hubiera silencios entre las canciones. Y así, si decía algo, tal vez se me pudiera oír.

 

Pero tampoco se trata de estar quieto en el escenario.

– Como me dijo Michael Stipe, cuando va a un concierto de Tori Amos la gente está murmurando pidiendo la siguiente. Parece como si no entendieran lo que está sucediendo. Y me gusta lo que Beck dijo: ‘Bien, ya hemos tenido tiempo para murmurar, así que ahora vamos a por el nuevo milenio. Tal vez sea tiempo de hacer las cosas un poco menos fáciles’. Yo estaba en casa levantando mi pulgar y diciéndole: ‘Totalmente de acuerdo’.

Xavier Valiño

ULTRASÓNICA 1998 ENTREVISTA CON RADIO FUTURA

ULTRASÓNICA 1998 ENTREVISTA CON RADIO FUTURA

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ENTREVISTAS 1998


Radio Futura, recuerdos de la España profunda

 

 

Por razones que no vienen al caso, Radio Futura reaparecen este año. Aunque no es una reunión en toda regla: simplemente se edita un disco, Memoria del Porvenir, que recoge sus grandes canciones, páginas de oro imprescindibles en la historia del rock en castellano, cinco de ellas regrabadas para la ocasión. Santiago Auserón, Luis Auserón y Enrique Sierra nos cuentan las anécdotas de esa historia.

 

– Escuela de calor

– La regrabamos de nuevo enteramente. Queríamos ver qué pasaba al juntarnos los tres con músicos de 20 años, como los de la banda de Luis Auserón. Se reemplazó el riff que todo el mundo conoce, tocando el tema al doble de tiempo y cambiando la melodía de la voz.

 

– Semilla negra

‑ Sí, otra versión de “Semilla negra”, pero ésta parece la definitiva. Creemos que las anteriores no estaban del todo bien resueltas, sobre todo rítmicamente. La experiencia de tocar con cubanos en la banda de Juan Perro ha servido, curiosamente, para integrar el corazón latino del tema con las maneras de tocar de Enrique, de Luis y de su grupo.

 

– Han caído los dos

‑ Tiene un cierto aire hispano, con métrica de bolero, por no hablar de la temática pasional. Pero está llevada a terrenos metálicos en el sonido y en la producción. Aunque data de 1985, se parece mucho a la manera en que algunos grupos de hoy arreglan sus temas.

 

– El tonto Simón

‑ En De un país en llamas este tema simbolizaba nuestra voluntad de extraer contenidos de la España profunda. La que se recoge ahora es la versión de Tierra para bailar, que conserva la voz de la primera grabación pero con la estructura modificada y los metales de Aswad, convertida en una de las tímbricas más resultonas de la carrera del grupo.

 

– No tocarte

‑ La idea original era tocarla en ritmo de pasodoble, pero se metió un riff guitarrero al estilo Moratalaz y quedó así. Puede leerse también como un retrato de la España en la que nosotros crecimos, un país exuberante pero intocable, al que era difícil meterle mano.

 

– A cara o cruz

‑ La inspiración proviene de un día en que fuimos a tocar a Molina de Aragón, contratados por una peña de amigos en una plaza de toros diminuta. Llovía muchísimo, pero un paisano con la boina hasta las cejas y un pito en los labios insistía en que no llovería más. Es el personaje al que llamamos Don Rufio Datura en la letra, que, curiosamente, está escrita con la estética de carretera de la literatura estadounidense.

 

– La negra flor. Paseo con la negra flor

‑ Radio Futura tuvo una relación fuerte con Barcelona desde el principio. Nos quedábamos en hoteles muy exóticos, por el Barrio Chino, y pasamos temporadas muy divertidas. Imaginamos la historia de un currante, un chavalillo que se está quedando con una señorita que se gana el pan con desconocidos. ¿Lo de regrabarla? La cinta se caía a cachos, literalmente. Así que aprovechamos para hacer una versión con más punch, quitando arreglos superficiales, pero buscando dar más consistencia a la dicción y al ritmo.

 

– 37 grados

‑ Es un pastiche enloquecido de estilos que finalmente son extrañamente coherentes entre si. La letra es una especie de delirium tremens carnal que, curiosamente, conectó con la gente. De hecho, no aparecía en la primera selección, por cuestiones de duración, pero finalmente hubo tantas peticiones de la calle que aquí está.

 

– Annabel Lee

– Es la toma en directo de las sesiones grabadas en el Arena de Valencia. Suena como nos gusta, un poco tensa y dramática. La gente que ha seguido a Radio Futura sabe que en noches de buena temperatura podíamos sonar como una banda extranjera de nivel.

 

– El canto del gallo

‑ Otra vez la España rural, pensada para pueblos concretos y personas concretas. Aunque podrían suceder en, digamos, La Mancha, como en un pueblo de Méjico o Colombia. Es un lenguaje válido para toda la raza, como se dice por allí. Quizás es el tema al que le tenemos más cariño de todos: ni se nos ocurriría remezclarlo o rehacerlo.

 

– Veneno en la piel

‑ Una advertencia contra la toxicidad de la imagen, sobre todo cuando tiene cuerpo femenino y capacidad de seducción. Aquí quisimos hacer un homenaje a Ollie Halsall, que era uno de nuestros guitarristas míticos incluso antes de tocar con nosotros: el solo que hay en la canción es el que él había hecho en la versión instrumental antes de morir.

 

– Corazón de tiza

‑ Parte de un amorío infantil. Tarde de principios de verano, en un barrio pobre de Zaragoza, jugando con unas niñas. Estas tonterías de críos luego se convierten en enigmas cuando te haces mayor. Musicalmente buscamos esa especie de inocencia de un tema ligero pero con garra. Ésta es la versión de Tierra para bailar, mejor resuelta rítmicamente, con el órgano que tocó Joe Dworniak al final que echa candela y el rap que hicimos para el maxi.

 

– El puente azul

– Era el nombre del bar de Dimitri, un amigo de Londres, en el barrio de Candem. Improvisamos y salió esto: se empezó a trabajar una noche sin letra y se terminó a la siguiente. De vez en cuando da resultado intentar aproximaciones tan descaradas y sin preparación.

 

– La estatua del jardín botánico

– Con este tema se inició realmente la carrera consciente de Radio Futura como banda de rock experimental, dejando atrás un pasado de currantes y estudiantes que firmaron un mal contrato allá por el 81 que nos llevaba por terrenos no deseados. De repente, decidimos lanzarnos a un art-rock en castellano que era muy raro para la época, con final instrumental casi psicodélico. En la versión actual hay varias generaciones de guitarristas. Al final, este intercambio de ideas musicales justifica la preocupación de volver a pensar en estos temas.

Xavier Valiño

ULTRASÓNICA 1998 ENTREVISTA CON REM

ULTRASÓNICA 1998 ENTREVISTA CON REM

Ultrasonica e-zine :: Xavier Valiño

ENTREVISTAS 1998


REM, fábulas de la reconstrucción

 

 

Bill Berry se ha ido y REM no ha cambiado. Aparentemente, porque con Up han arriesgado más de lo habitual y han salido triunfantes. Michael Stipe, de reciente visita a Madrid, cuenta las razones.    

 

¿Cómo pensabais que iba a ser Up después de que Bill Berry dejara el grupo?

– No creo que ninguno de nosotros pensara que iba a ser tan diferente, ni cuánto cambiaría la dinámica del grupo sin uno de nosotros, especialmente Bill. Más o menos en tres segundos supimos que íbamos a grabar otra vez y creo que ése fue el hecho que nos llevó preguntarnos si queríamos continuar. No quisimos pretender que nada había cambiado. Todo era muy distinto. Y todavía estamos explorando eso.

 

Habéis hecho un montón de discos y todavía parece que embarcarse en uno nuevo es algo muy duro.

– Siempre es duro. Es un desafío. Éste ha sido el más difícil, y no sólo por la marcha de Bill. Teníamos la doble maldición de que Bill había dejado el grupo por sorpresa y de que teníamos que hacer un disco después de New Adventures In Hi-Fi, que los tres pensamos que es el mejor disco que hemos hecho. Y, para colmo, nos propusimos grabar un disco verdaderamente experimental para lo que es REM, algo que fuera radicalmente diferente. 

 

Está claro que el método de trabajo tuvo que ser distinto.

– Cuando nos juntamos en marzo del 97, los tres estábamos preocupados por las mismas cosas, sobre cómo queríamos distanciarnos de lo que habíamos hecho antes y cuáles serían los formas de hacerlo. Creo que no pensamos que llegase a ser tan distinto como ha salido. Nos pusimos a ello con la misma dinámica del grupo y el mismo sentimiento, y ocho meses más tarde éramos un grupo de tres, sin batería. Todo eso nos condujo a buscar algo, nos conmocionó y nos llevó a este estado mental de espiral tumultuosa, caótica, a esta atmósfera, a este ambiente o lo que quiera que sea.

 

Supongo que de lo que hablasteis era de cómo hacerlo si seguíais adelante. 

– Sí. El material ya estaba escrito, así que supongo que estábamos más preocupados con lo que teníamos a mano que con la idea más general. Eso era, todavía, demasiado espantoso como para pensar en ello. Así que, sin Bill, todo era muy experimental a todos los niveles: en el de la amistad, en el de la banda, en el de la composición… Todo había desaparecido y todo era nuevo. Y no exagero. Era como si te dejaran caer en Swazilandia y no tuvieras ni la más mínima idea del idioma, de cómo comprar un paquete de tabaco o de cómo pedir una taza de café. Era realmente difícil.

 

¿Por qué reconocéis continuamente que fue tan difícil?

– Nada podía ser como antes y creo que ninguno de nosotros estaba preparado para ello. Y un proyecto como éste era muy importante, con mucha presión para hacer algo tan bueno o mejor que New Adventures In Hi-Fi. Aquel disco había sido perfecto, temática, lírica y melódicamente; cada canción y la totalidad, el diseño, todo fue una realización asombrosa. De todas formas, en éste Pat McCarthy, el productor, estuvo fantástico. Cuando llegábamos a un callejón sin salida, volvía a empezar de nuevo y hacía que todo continuase.

 

Pero habría alguna indicación de por dónde tirar con Up.

– Ya era un reto bastante grande por sí solo, más aún con un nuevo montón de… Iba a decir reglas, pero no hubo reglas. Era más como ‘hora somos libres para hacer cualquier cosa’. Lo que no queríamos era traer a un Bill Berry de repuesto y pretender que nada había cambiado. Todo había cambiado un montón. Bill, en su ausencia, ha estado muy presente en Up.

 

No es muy normal que un grupo así haga un disco tan diferente.

– Depende de lo que quieras decir. Si que hay grupos que hacen cosas creativas, contra la moda, pero no hay muchos que las hagan y que sean tan populares como REM. Aunque tampoco creo que pensemos en ello o en nuestra influencia. Cuando compones una canción, se trata de que consiga nadar o se ahogue. No importa el nivel en el que estés. Será una gran canción o una mala canción, seas el grupo más grande del mundo o alguien en un sello independiente del Sur de California. No importa. Lo que importa es el trabajo y eso es en lo que estamos centrados.

 

Creo que en "Walk Unafraid" Patti Smith tuvo bastante que ver.

– Patti Smith es una gran amiga mía. Hace lo mismo que yo. Conoce lo que es empezar un disco y no estar seguro de adónde va a ir. Me dio una serie de consejos en los primeros momentos de este disco y me dijo que no debía sentir miedo. Tomé sus palabras y las convertí en una canción. Traté de escribir la canción con la misma intención que compuse "Losing My Religion" y "Everybody Hurts", con una idea de universalidad, de modo que cualquiera pueda tomarla como algo suyo, aplicarla a su propia situación y a su propia vida.

 

¿Cómo conseguís que el negocio de la música no se meta por el medio?

– Lo que importa es priorizar, y eso es algo en lo que siempre hemos sido muy buenos. Creo que siempre hemos sabido reconocer que si no hay un trabajo que defender, entonces no vale la pena. Y el trabajo no tiene que ser bueno, sino grande. Tiene que ser el mejor que podamos ofrecer. No quiere decir que siempre lo hayamos conseguido, porque no lo hemos hecho. Pero no puedes permitir que el negocio se entremeta. Te echa a perder.

 

¿Cuáles son los temas principales de Up?

– Mi intención era que pareciera muy real, que tuviera un sentimiento similar al de Murmur, que le gustase a la gente a la que le gustó aquel disco. Pero allí no había sentido; muchas de las canciones eran tonterías que no tenían palabras, pero había un sentimiento que era mucho más poderoso que todo eso.

 

¿Pero hay algo que querías hacer llegar a quien te escuche?

– Hay muchas canciones que han tenido mucha influencia en mí durante 20 años y no puedo ni saber de qué van. De lo que te puedo hablar es de lo que siento cuando las escucho, de lo que sentí cuando las escuché por primera vez, lo que significan para mí ahora. Gang Of Four y Stereolab, ¿de qué hablan? Pero son grandes grupos, y no lo cuestionas. O Young Marble Giants o Patti Smith o el disco entero de Television, Marquee Moon. ¿Tienes idea de qué hablan? Y no importa, porque lo que realmente importa es que son jodidamente reales. No hay ninguna duda en tu cabeza de que lo que comunican viene de algo real. Eso es lo que quería con este disco. Que no hubiera ningún indicio de que me distanciaba a través de la ironía o del cinismo o dejando caer temas como la autocompasión. Todos hemos pasado por eso y ya nos queda lejos en 1998, a todos los que formamos la comunidad musical. Y quería que eso se reflejara en este disco.

 

¿No va a sentir la gente que hay una ventana abierta por la que se puede ver muy dentro de vosotros?

– No tanto. Siento que he dejado bastante claro el edicto -si ésa es la palabra correcta- de que si confundes al cantante con la canción, entonces te estás quedando en lo más simple. Y los verdaderos fans de REM lo saben reconocer. Cuando digo que estas canciones no son autobiográficas… Hay líneas concretas o momentos determinados a lo largo del disco que hablan de cosas reales y personales. Pero ni mucho menos son autobiográficas. Son cosas en las que pienso. Había ciertos temas que quería desarrollar.

 

¿Qué es lo que más os sorprende ahora en relación con vuestros primeros discos?

– Que hayamos sido capaces de seguir hasta aquí. Para mí, eso es lo más sorprendente. Continuar y ser siendo vitales, y yo entiendo que seguimos siendo vitales. Creo que seguimos haciendo cosas grandes e importantes. Por lo menos para mí y para un escogido número de personas, pero es más que suficiente.

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