Categoría: Discos

LA BUENA VIDA: Sencillos (Siesta)

A falta de un recopilatorio del grupo, esta caja que ahora se edita de La Buena Vida se descubre como uno de los mejores repasos de su ya larga carrera, y eso sin incluir -casi- ninguna de las canciones por las que todos los conocemos. Dividida en cinco compactos separados en sendas cajas de cartón, y con una media de cinco canciones por disco -cuatro en dos casos, cinco en otros dos, siete en el último de versiones-, ésta es otra forma de acercarse a su repertorio.

El primero, con un añadido inédito en España, “Tardes de café”, y el segundo, al que se incorpora “Bajo el paraguas”, grabados en el 92 y el 94, y con las referencias 7  y 17 respectivamente del catálogo de Discos Siesta, nos recuerdan aquel grupo que fueron en un momento, con canciones pop más dinámicas e inocentes. La recuperación de estos dos buscados singles descatalogados ya tiene la suficiente entidad como para convertirlo en suficientemente atractivo, y aunque puede que no sea su época más memorable, en canciones como “Velomar” ya se adivina lo que estaba por venir.

EL EP Magnesia del 95 sigue siendo hoy uno de sus discos más celebrados, aunque casi nunca volvieron a recuperar aquellas canciones que coqueteaban con ritmos más bailables, si es que alguien ha llegado a bailar alguna vez estas cuatro canciones. “Magnesia”, “Menta y agua”, “A pesar de todo” y “En bicicleta 1995” forman, junto al disco de larga duración Soidemersol los dos discos que uno recomendaría a ciegas de los donostiarras.

El cuarto de los EPs aquí recogidos incluye cuatro canciones de distintos singles de su última etapa en el sello Siesta, antes de saltar a Sinnamon Records. Y en él están alguna de las canciones más hermosas del grupo, sobre todo de las desconocidas para quienes no tienen todo de su discografía, empezando con “Dulce y callado” y pasando por “Guillermine” y “Mil ventanas abiertas”, la que más claramente entronca con la etapa que emprenderían a continuación.

Queda para el final un quinto EP armado con las versiones que el grupo ha ido dejando caer en distintos discos: Jonathan Richman (“That Summer Feeling”), The Velvet Underground (“Candy Says”), The Beatles “Here, There And Everywhere”), Fórmula V (“Mas yo no tengo nada”) Love (“Old Man”) y Alaska y Dinarama (“Cómo pudiste hacerme esto a mí”), al que suman la original “H. Powell”, que compusieron para el Festival de Cine Fantástico de San Sebastián a partir de la película favorita del que esto suscribe, La noche del cazador. Y la caja cobra todo su sentido, con el diseño, como siempre, a cargo de Javier Aramburu.

PATRICK WOLF: The Magic Position (Universal)

        Cambio de color de pelo por el medio, como el Bowie de sus inicios, aquí llega el tercer disco de Patrick Wolf y el primero para una multinacional. En los dos anteriores, Lycanthropy -2003- y Wind In The Wires -2005-, Wolf demostró su talento y su imaginación con sonidos que indicaban una inquietud por ir más allá en el trillado mundo del pop. Ahora se muestra más accesible, más cercano al pop y algo más optimista, como en “Get Lost” o “Accident And Emergency”. Aunque no ha podido olvidar de donde viene, algo que queda claro en la oscuridad de “Bluebell”, la introspección de “Augustine” o el rock electrónico y marciano de “The Stars”. Como aquel Bowie de los 70, sólo sigue sus propios pasos y sólo se debe a sí mismo. Una curiosidad: el parecido de “Overture” con el “Mad World” de Tears For Fears.

THE WHITE STRIPES: Icky Thump (XL-Popstock!)

            Tras la aventura con The Racounters, Jack White vuelve al redil que le vio crecer musicalmente y conquistar a medio mundo. Allí le estaba esperando de nuevo Meg, su hermana o ex-mujer, esperándolo para dar luz a su sexto álbum. Tras Get Behind Me Satan y sus experimentos con otros sonidos y otros instrumentos, el dúo tricolor de Detroit vuelve a las andadas en Icky Thump, a lo que les dio a conocer: blues-rock de cadencias rockeras, invocando más a Led Zeppelin que nunca. Hay novedades: distribución multinacional, tres semanas (¡sí, tres!) en el estudio para grabarlo y algún que otro detalle de mariachi -o flamenco, según como te parezca ese día-, gaitas y trompetas para no repetirse en exceso.

LCD SOUNDSYSTEM: Sound Of Silver (EMI)

            Cuando apareció el primer disco del grupo punk-funk de Nueva York, LCD Soundsystem, el proyecto unipersonal del productor y compositor James Murphy, muchos aseguraban que ya se le había pasado el arroz, después de que su gran momento, “Losing My Edge” ya hubiera aparecido dos años antes. Su segundo disco viene a sustentar lo que algunos mantuvieron entonces: que LCD Soundsystem están en la primera fila de la música de baile de ahora, conjugado con el rock más rabioso, en la onda de The Fall, con los bajos de los primeros 80 y letras que retratan el estado de la cuestión ahora mismo. Y si no escuchen “North American Scum”, “Us vs. Them”, “Time To Get Away”…

PETER, BJORN & JOHN: Writer’s Block (Wichita-Sinnamon)

            Titular un disco El bloqueo del escritor parece indicar algo. Sin embargo, tras escuchar el tercer álbum de estos suecos, semeja que Peter Moren, Bjorn Yttling y John Eriksson no sufren precisamente ese síntoma, ya que ahí dentro hay una lustrosa colección de canciones que dan la impresión de haber manado suavemente. Las espartanas armonías que lo recorren parecen cosidas a mano, grabadas con la cabeza y arregladas con el corazón. Y aunque son sus mejores armas, no son las únicas, ya que su riqueza cromática se emparenta con la paleta de colores de la new wave y el brillo del pop barroco de los sesenta. Y por si fuera poco tienen en “Young Folks” uno de los himnos del año que se acaba de marchar.