CASA DE DISCOS

Óscar Fernández, Javier Castro: Casa de discos (Libros de Kirlian)

 

 

Cualquiera que en algún momento haya decidido a pegar el salto de disfrutar de la música a editarla sabe que no es precisamente un camino de rosas –los que no, nos lo podemos imaginar–. Incluso puede que quien da el paso no lo llegue a ver nunca como un trabajo agradecido, aunque probablemente sí acabé resultándole gratificante, más a nivel personal que económico.

 

Discos de Kirlian es una pequeña –en tamaño, que no en pretensiones– discográfica independiente estatal que viene funcionando desde 2011 y editando referencias de bandas como Selvática, Doble Pletina o El Hijo, en tiradas cortas pero muy cuidadas. Detrás de ese trabajo hay, como siempre, una o varias personas, invisibles en su mayor parte, por cuanto que la primera plana la ocupan los músicos.

 

En este caso, el responsable del sello es Óscar Fernández. Además de la discográfica, Óscar también se ha metido a editar libros, a medio camino entre las editoriales independientes y la tradición del fanzine. Hace algo más de cinco años editó el libro Ilustrando el underground, en el que el dibujante (y creador del logotipo de la discográfica) Javier Castro retrataba con un personal mirada a parte de una generación de artistas que entonces despuntaban en nuestro país a pequeña escala como Emilio José, Lidia Damunt, Wild Honey, Triángulo de Amor de Bizarro, Bigott, Franc3s, Klaus & Kinski, María Rodés o Pony Bravo.

 

Su nuevo tebeo, Casa de discos, con una primera tirada de 50 ejemplares, parte de la colaboración entre ambos. Óscar Fernández pone su experiencia al frente de una pequeña compañía discográfica y la desgrana en quince breves capítulos tratados con tanto humor como amor por su labor: el descubrimiento de un grupo y la intención de publicarles un disco, la laboriosa preparación a mano de las carpetas de los álbumes, la peregrinación por las tiendas dejando su producto, las desagradecidas ferias de discos, las inevitables fotos de promoción, las eterna búsqueda de fechas ideales para un lanzamiento, la reinversión de las escasas ganancias en comprar otros discos, el complicado almacenaje de las novedades, la recogida de cartones para los pedidos incluso en papeleras, el ajustado cálculo de pesos y medidas para envíos postales, los retrasos en las grabaciones y en la entrega de los vinilos…

 

Sus vivencias las ilustra en un ajustado blanco y negro Javier Castro, en viñetas realistas con referencias a Kraftwerk, Rough Trade, Teenage Fanclub o Sub Pop. Entre la ilusión y la amargura, todo ello bien se puede resumir en su último capítulo: cuando el responsable del sello tiene ya decidido echar el cierre, asiste al concierto de una nueva banda… ¡y vuelve a sentir el gusanillo de editarles algo! Real como la vida misma.

 

 

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