CAROL

Carol (Vértigo)

Carol

 

En el año 1951 se publicó la novela El precio de la sal, escrita, según decía su portada, por la desconocida Claire Morgan. No fue hasta cuatro décadas después que el nombre de su verdadera autora se vio en el libro: Patricia Highsmith. La historia triunfante de una relación homosexual que no se condenaba y en la que había bastante de autobiográfico, le había obligado a editarla con seudónimo.

La guionista y directora británica Phyllis Nagy, amiga personal de Highsmith, llevaba casi dos décadas intentando que se convirtiese una película. En tiempos de cintas explícitas como La vida de Adele corría peligro de parecer desfasada, afectada. Por suerte, el mejor discípulo de los reyes del melodrama Douglas Sirk y John M. Stahl, Todd Haynes (Lejos del cielo, I’m Not There), se hizo cargo del proyecto.

Su tratamiento no puede ser mejor: recrea perfectamente el Nueva York de principios de los 50 y deja que la historia se transmita a través de las miradas, las palabras, los pequeños gestos y los silencios de las protagonistas, unas deslumbrantes Cate Blanchett y Rooney Mara. Desarrollada con elegancia, delicadeza, sutileza y sensualidad, el film se toma hora y cuarto hasta llegar a su primer encuentro físico, en el que importa más el roce que el desnudo. Casi el reverso de La vida de Adele, Carol es la gran olvidada de los Oscar de este año.

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