CAMPUS GALICIA ENTREVISTA ECHO AND THE BUNNYMEN

ENTREVISTAS 2002

Echo And The Bunnymen, clásicos populares

El regreso más en forma en los 90 lo han protagonizado Echo And The Bunnymen. Tres discos en esta nueva década se completan ahora con un directo, Live In Liverpool (Cooking Vinyl-Discmedi) que Ian McCulloch y Will Sergeant presentan este fin de semana como cabeza de cartel del Primavera Sound en Barcelona.

– Con el tiempo, ¿pensáis que habéis tenido dos carreras distintas?

– Ian (I): Sí, supongo que sí. Una vez que empezamos de nuevo, fue como si no hubiera pasado nada, como si todo fuera irrelevante.

– En el período que va del último disco de los ochenta a cuando os juntasteis de nuevo para Evergreen, ¿cómo fueron vuestras relaciones?

– I: Una vez que nos encontramos, no pasó nada. Fue un tanto estúpido lo de esos años. Volvió a ser como siempre fue: nada perfecto. Todavía hay malos momentos entre nosotros. No somos grandes colegas que salen de copas todo el tiempo. Pero lo que hacemos, lo hacemos bien.

– Después de tanto tiempo, aparece vuestro primer disco en directo. ¿Había necesidad de un álbum así?

– Will (W): No lo sé. Fue nuestro manager el que tuvo la idea, así que lo hicimos. Hasta ahora no nos lo habíamos planteado porque no nos preocupaba y no nos parecía que fuese necesario. Pero como sabemos que va dirigido a nuestros seguidores, a la gente que nos quiere, sabemos que si no tocamos a finales de año, el próximo año o durante el resto de nuestras vidas, al menos tienen este disco… Y ésa es una razón tan buena como cualquier otra.

– Habéis vuelto recientemente de los Estados Unidos. ¿Cómo ha sido la recepción allí?

– I: Muy bien. Ha sido una gira con todo vendido. Lo más curioso es que recibimos una oferta de un tipo que quería que diéramos un concierto sólo para él. El año pasado alguien en Las Vegas nos comentó que intentó contratarnos para tocar en su boda, pero no nos localizó, así que ahora intenta que lo hagamos en su aniversario. Pensamos que esta nueva oferta era de él, pero no, viene de otra persona.

– ¿Es una nueva faceta de vuestra carrera?

– I: No vamos a hacer este tipo de cosas, pero por una sola vez puede que sí. No nos importa lo del dinero, ya que lo agradable es escuchar algo como lo que nos dijo este tío.

– Cuando empezasteis hace 24 años, ¿os imaginabais aquí ahora?
– W: Ni siquiera pensaba que llegaríamos a la semana siguiente. Tampoco queríamos que sucediera algo así, ya que nos parecía que era todo lo contrario a lo que debe ser la música.

– ¿Cómo sienta seguir dando conciertos dos décadas después?

– W: Depende del día. Esta bien cuando sale bien, y otras veces es horrible, como cuando estás en el medio de los Estados Unidos en un lugar en el que nadie ha oído hablar de ti.

– ¿Os trata la gente diferente desde vuestro regreso en 1997?

– I: No realmente. En determinados lugares del mundo te dicen: “Eres Ian McCulloch, un icono,” lo que es agradable. No me parece que sea un cantante viejo ni que seamos un grupo antiguo. Además, parte de lo que me empujo a hacer esto al principio era ser como David Bowie, Iggy Pop, Lou Reed y Leonard Cohen, cuatro iconos. No quería ser un líder del montón, estancado en un sonido determinado, sino que se trataba de la calidad de lo que podía ofrecer.

– ¿Consideráis que todavía sois relevantes en el 2002?

– W: Nunca nos preocupamos de rollos como esos. Siempre intentamos estar al margen cuando se supone que éramos relevantes: no queríamos tener nada que ver con el resto de la escena. Siempre quisimos hacer lo que nos diera la gana y todavía seguimos pensando de la misma manera.

– Pero supongo que, hasta un cierto punto, os preocupa cómo se os percibe…

– W: Sí, de vez en cuando. Recuerdo, por ejemplo, cuando hicimos esa horrorosa canción para la Copa del Mundo de Fútbol con las Spice Girls en 1998, “(How Does It Feel) To Be On Top Of The World”, y a ninguno de nosotros le gustaba especialmente la idea. Fue algo equivocado desde el principio. Nos preguntábamos por qué razón lo hacíamos, sabíamos que era una basura, pero había un buen montón de gente alrededor empujándonos y persuadiéndonos de que era una buena idea, sólo porque podían oler dinero cerca. Y nadie sacó ni un céntimo de aquel asunto: fue el mayor fiasco imaginable.

– Mirando hacia atrás ¿os hubiera gustado haber tenido algo más de éxito?

– W: No lo sé, siempre se nos pregunta sobre este tema, porque supuestamente estamos en la cúspide, pero no hay nada que podamos hacer sobre este tema.

– I: Seguramente, hubiéramos sido muy grandes si hubiéramos entendido lo que los americanos entendieron antes que nosotros: que éramos un gran grupo. Sólo que, mientras tanto, nosotros estábamos tocando en un lugar perdido por ahí adelante. La gente nos acusaba de tener miedo de ser tan grandes como alguno de nuestros coetáneos. A mí no me asustaba ser grande, sino convertirme en un gilipollas. Claro que lo soy de vez en cuando, pero en mis propios términos, no porque tenga que satisfacer a una multitud. Lo que tengo, tengo suerte de tenerlo, haciendo aún lo que quiero y no siendo como, por ejemplo, The Stranglers. Somos Echo And The Bunnymen y nadie nos lo puede quitar: es algo eterno e impenetrable.

Xavier Valiño

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *