CAMPUS GALICIA ENTREVISTA CON ED HARCOURT

ENTREVISTAS 2003

Ed Harcourt, el último trovador

Érase una vez un hombre al que le encantaba hacer realidad sus sueños a lo largo de la vida, pintando canciones llenas de sombras de colores, un hombre que hablaba de amor y de otros sentimientos en cada uno de sus temas y que se encontraba cómodo en la oscuridad mientras vivía a fondo la belleza de la luz. Se identificaba plenamente con la imagen y el universo de artistas tan diferentes entre si como Tim Burton, J.D Salinger, Maurice Sendak, Paul Auster, los hermanos Grimm, Chet Baker, Tom Waits o Raymond Carver. Al mismo tiempo, mostraba un talento muy especial a la hora de expresar su pasión por el mundo a través de una dulce serenata.

Por supuesto, en el mundo de Ed Harcourt hay mucho más que tumbas y oscuras cartas de amor. Para todos aquellos que aún no hayan tenido la suerte de conocerle, Ed Harcourt es un romántico, un narrador de historias, un predicador contemporáneo y, lo que es más importante, un intérprete lleno de talento.

Primero surgió la descarnada ingenuidad de Maplewood, su primera grabación en solitario, formada por seis temas, un lanzamiento que atrajo la atención del público hacia el talento de Ed Harcourt durante los últimos meses de 2000. Formado por las primeras maquetas que grabó Harcourt en formato de 4 pistas, aquel disco supuso la llegada de un nuevo talento al mundo de los cantautores e intérpretes, con tanto éxito que muchos críticos se apresuraron en compararle con estrellas como Randy Newman, Tom Waits y Harry Nilsson, sobre todo en canciones como “Apple Of My Eye” y “I”ve Become Misguided”.

El joven Harcourt atrajo la atención de buena parte del público desde el principio, dejando una excelente impresión entre la crítica y convirtiéndose al mismo tiempo en uno de los artistas más innovadores y prometedores de Inglaterra. Todo ello se vio aumentado tan sólo unos meses después con el lanzamiento de Here Be Monsters, su primer larga duración. Lleno de nuevos e interesantes ritmos surgidos de la colaboración con el co-productor Tim Holmes (Death In Vegas), quien mostró una gran capacidad creativa e innovadora como creador, Here Be Monsters ofreció al público una buena imagen de lo que era capaz de ofrecer el auténtico Ed Harcourt, con una contagiosa capacidad para crear buenas canciones, una evidente majestuosidad y una irrefrenable sed de nuevos descubrimientos musicales.

Desde la explosión de piano de “God Protect Your Soul” hasta la demostración de pop psicodélico de “Shanghai” o la potencia sonora de “Beneath The Heart Of Darkness”, con su espectacular final, el disco representaba una oferta llena de originalidad. Here Be Monsters era una maravillosa colección de canciones, y un primer lanzamiento repleto de calidad. Como es lógico, los premios llegaron poco después de tan importante álbum. siendo nominado al Mercury Music Prize. De ese modo, Harcourt actuó en numerosos conciertos y festivales, como solista y también como telonero de artistas como Sparklehorse, Neil Finn y Beth Orton, tanto en Europa como en Estados Unidos y Australia.

Ahora, a sus veinticinco años, muy pocos estarán preparados para lo que está a punto de ofrecernos en su nuevo trabajo, From Every Sphere, un álbum ideal para que lo disfruten todos los amantes de la buena música, un disco adictivo y muy potente, lleno de sentimientos y aromas urbanos. Sus canciones se convierten en auténticas bandas sonoras de ciudades angustiosas, amores perdidos, almas heridas, tesoros olvidados y sueños por realizar.

Grabado y desarrollado junto a Tchad Blake (Tom Waits, Low, American Music Club), el álbum supone un paso muy importante a partir del éxito de Here Be Monsters: “Desde el principio me di cuenta de que me encantan muchas de las cosas que Tchad hizo en el pasado. Pienso que ha aportado una enorme innovación al disco. Su manera de pensar es única, y hemos conectado desde el principio. Hemos llegado a desarrollar tres canciones en un día, y me encanta la forma en que los dos hemos aprendido a llevar el mismo ritmo. Desde que publiqué mi último disco, he pasado más tiempo escuchando discos que creándolos. Ahora sentía la necesidad de mantener las ideas claras para dar forma al mejor álbum posible”.

Cada canción forma parte inseparable de una auténtica tela de araña que atrapa a los que sienten curiosidad por la música, a los amantes de las buenas canciones y a todos los que en un momento u otro se hayan cuestionado el papel de Hartcourt en el mundo de la creación musical. “Estoy muy orgulloso de este trabajo, con el que me he sentido muy centrado y con las ideas muy claras en todo momento. Siempre he sabido que podía aportar muchas cosas a este disco”, afirma. Aunque al principio se planteó como un doble álbum conceptual que iba a titularse The Ghosts Parade, muy pronto aquella primera idea dio paso a un disco mucho más fragmentado en el que las canciones empezaron a tomar forma por si solas.

Desde las descarnadas armonías y la luminosidad de “Jetsetter”, hasta la grandeza sinfónica de “Metaphorically Yours”, las letras de todas las canciones del disco hacen referencia a momentos muy especiales en la vida de Ed: la ruptura de una larga relación sentimental, aderezada con la locura cotidiana que supone ser un artista del piano. “Musicalmente, este disco es mucho más complejo, también resulta más profundo en lo que se refiere a las letras de las canciones, y en general es mucho más positivo y optimista. De hecho, mis canciones favoritas siempre incluyen un mensaje de optimismo. No quiero regocijarme en la auto-compasión. Here Be Monsters supuso mi salida de la adolescencia, y From Every Sphere marcó el final de los veintitantos años, en el que me mostraba un poco más seguro acerca de casi todo. Ahora he aprendido a confiar en los primeros instintos”.

From Every Sphere nos traslada hasta el último rincón de la mente de Hartcourt. Inspirado parcialmente en la larga enfermedad que marcó las sesiones de grabación de Here Be Monsters y en los meses que Ed pasó de gira a lo largo del año pasado, el disco mezcla a partes iguales delirio y fantasía, sobre todo en temas como “Fireflies Take Flight”. “Me paso la vida escribiendo. Muchas de las letras que desarrollo surgen a partir de experiencias reales, normalmente sueños que tengo. Me gustan las historias protagonizadas por personas, así que intento pensar visualmente en lugares, situaciones, ambientes y personajes de todo tipo”.

Según afirma, Ed Hartcourt no tiene la menor idea de la historia que ofrece “Ghostwriter”, aunque sí reconoce que “The Birds Will Sing For Us” se centra en una fuerte sensación de paranoia, con una mezcla de muerte y esperanza. “La felicidad está a un paso, así que lo mejor que podemos hacer es encontrarla de una vez por todas”, confiesa. El resto del disco nos ofrece búsquedas espirituales (“Bleed A River Deep”), homenajes (“Bittersweetheart”) e incluso una canción acerca de una plaga, en la que un personaje muy siniestro se dedica a robar el alma de los niños, usando para ello una red atrapa-mariposas (“Undertaker Strut”). Todo ello da forma a uno de los discos más emotivos y dramáticos de cuantos se van a publicar a lo largo de este año.

A la hora de hablar de las novedades creadas últimamente por Ed Harcourt, no podemos olvidar la versión que realizó hace poco del tema de Brian Wilson “Still I Dream Of It”, en un lanzamiento de edición limitada: “Me encanta esa canción; me parece preciosa, sincera e impecable, y al mismo tiempo llena de desesperación, hasta tal punto que te hace llegar su mensaje desde la primera vez que la escuchas. En todo momento supe que no podía intentar interpretarla como si fuera el original, así que le añadí un toque algo más dulce a mi nueva versión”, nos dice. “Ahora me siento mucho menos inseguro, y pienso que ya no necesito apoyarme tanto en la opinión de los demás para sentirme bien, porque creo profundamente en todo lo que hago. A medida que pasa el tiempo te das cuenta de que nunca dejas de aprender algo nuevo. La reacción ante ese descubrimiento es crear tu propio universo; en mi caso es así porque no me identifico con un sólo lugar. Quiero explorar lo que hay a mi alrededor utilizando mi manera de componer, sorprendiendo constantemente al público y evitando sentirme atrapado”.

Entonces, ¿cómo se ve Ed Harcourt a si mismo? “Soy el Oliver Reed del rock independiente, el Donnie Darko del piano”, nos dice. “Quiero conectar con los demás, y para conseguirlo no me importa dar todo lo que llevo dentro. Me siento el más feliz del mundo cuando estoy cantando sentado delante del piano. No me importa volcarme con lo que hago, porque mi única intención es vivir mi vida al máximo. No soy ningún superhéroe, aunque a veces sí creo que tengo una resistencia casi sobrehumana”, nos dice con una sonrisa.

Xavier Valiño

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