CAMPUS GALICIA ARTÍCULO DAYNA KURTZ

ARTÍCULOS 2004

Dayna Kurtz, el primer vals

Postcards From Downtown (CD, Dock);

Postcards From Amsterdam (DVD, Dock);

Beautiful Yesterday (CD, Munich-Dock)

“Sé cómo encajar toda clase de ofertas despiadadas…” (“Postcards From Downtown”)

Si alguien nos pidiese que citásemos un artista que abarcase en su obra todo lo mejor de la música del siglo pasado, no lo deberíamos dudar ni un segundo: Dayna Kurtz. Y eso que estamos hablando de una mujer que sólo tiene publicado un disco, Postcards From Dowtown, del año pasado.

¿Cómo es posible? Ella diría que Postcards From Downtown es su primer álbum, aunque, si se indaga un poco más, podríamos discutirlo. Hay seguidores que guardan celosamente alguna grabación en directo; otras se pueden encontrar en páginas de subastas de Internet. Parece ser que existen, también, diversas casetes de sesiones registradas con distintos músicos y productores como Bob Power (D’Angelo, Me’shell N’degeOcello, Erykah Badu) o Craig Street (Cassandra Wilson, Joe Henry, kd Lang). Además, en la propia web de la cantante hay a la venta una grabación de un recital titulado Otherwise Luscious Life.

Todo esto quiere decir que Dayna Kurtz no es una recién llegada. Es más, lleva más de diez años dando conciertos y siguiendo la estela de los músicos de antes de que apareciera el registro sonoro: dar a conocer sus canciones y exponerlas al público. La edición de discos ha sido, hasta ahora, secundario, ni tan siquiera una meta.

Esta mujer, que se define a sí misma como un “animal de carretera” ha pasado esta última década conociendo las pequeñas salas de conciertos de su país y sus ciudades, recorriéndolo en coches de segunda mano y enfrentándose a audiencias ruidosas que no sabían quién era, pero a las que conseguía acallar desde la primera canción. Ha hecho giras sola y abriendo para otros artistas como Chris Whitley, Richie Havens, B.B. King o Ladysmith Black Mambazo.

Ya en 1997, sus compañeros, alertados por lo que se avecinaba, la eligieron mejor compositora del año y la compañía Bug Music (Johnny Cash, Ryan Adams, Buddy Guy, Los Lobos, Wilco) se hizo con los derechos de edición de sus canciones, aunque ella prefirió seguir con sus recitales o retirada en el molino en el que vive y encuentra inspiración, en una ciudad al norte del Estado de Jersey.

Si representa tan bien la música del último siglo, es porque su voz tiene el calor y el compás de las viejas divas del jazz, como Billie Holiday, Betty Carter o Nina Simone, del blues, como Bessie Smith, o del soul, como Aretha Franklin. A ello se le debe añadir el efecto dramático que sólo Tom Waits o Marianne Faithfull poseen, la belleza de los textos de Suzanne Vega, el ingenio poético de Leonard Cohen, la intensidad de Jeff Buckley y Van Morrison, ecos de Patti Smith, Laura Nyro, Joni Mitchell…

Pero, por mucho que evoque a otros, Dayna Kurtz no suena a nadie más. Además, es una excelente guitarrista, intercalando sus textos en unas melodías a ratos lánguidas, en otras ocasiones desgarradas. En los últimos tiempos le ha añadido a sus canciones el color de una guitarra slide, con lo que sus canciones se han reforzado.

En Postcards From Downtown, el álbum que la presenta en sociedad, despliega todo su arsenal. Desde el estribillo lleno de rabia de “Miss Liberty” al emocionante blues de “Last Good Taste”, del contagioso vals “Fred Astaire” a la balada country “Just Like Jack”, Dayna Kurtz utiliza su amplio registro vocal y su desbordante guitarra para mostrarse en todo su esplendor.

Hasta ahora Dayna Kurtz puede haber sido el secreto mejor guardado de la música americana, pero con Postcards From Downtown el secreto se ha revelado en toda su magnitud a todo aquel que quiera descubrirlo. Lo que hace de este disco algo tan especial no es sólo su voz y su guitarra, sino su habilidad para contar historias y para escoger los instrumentos adecuados para que emitan los sonidos más adecuados en el momento justo. Lo que sitúa a Postcards From Downtown en una liga diferente es que, como las mejores novelas negras americanas, puede olerse, saborearse y sentirse.

Está impregnado de peligro, sexo voraz y personajes desquiciados que protagonizan cada una de sus postales dando vida a un paisaje de confusión doloroso. La tensión que se apodera de la atmósfera desde que suena el violonchelo de la canción que lo abre, “Fred Astaire”, nunca decae. Los protagonistas de sus canciones se muestran desesperados, buscando alguien o algo a lo que agarrarse, aunque la mayor parte del tiempo sólo consiguen asirse al fino aire. Algunas veces, incluso acaban ahogándose con sus botas puestas, como en “Somebody Leave A Light On.”

Por suerte, una vez que se ha descubierto parece que no va a volver a desaparecer durante tanto tiempo. Recientemente acaba de editarse un DVD titulado Postcards From Ámsterdam que incluye la actuación que el pasado 5 de junio ofreció en la Sala Paradiso de Ámsterdam. El recital fue grabado por técnicos holandeses -conviene recordar que, hasta el momento, ése es el país en el que mejor respuesta encuentra- y, junto a sus habituales Dave Richards al bajo y Randy Crafton a la batería, aparece el músico holandés Roel Spanjers tocando teclado y acordeón.

Por si fuera poco, está recién editado su segundo disco oficial, Beautiful Yesterday. En él, Dayna Kurtz acude tanto a las canciones compuestas por ella, emocionantes una vez más, como a las versiones de gente tan distinta como Leonard Cohen, Prince o Billie Holiday. En todas, tanto las que mejor salen paradas del envite como aquellas que le quedan más lejanas, sorprende, y eso es algo de lo que pocos artistas pueden presumir. Por lo tanto, parece viva la llama de contar con amigos, conocidos y autores de verdad, lejos de los oropeles, y seguir siendo el secreto más estimulante de la música norteamericana actual sólo al alcance de quien va más allá.

Xavier Valiño

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