Bohemian Rhapsody


Bohemian Rhapsody

Bryan Singer (20th Century Fox)

Qué fácil es emparentar esta película con una de las de superhéroes que pueblan las pantallas. Aquí hay espectáculo a lo grande, todo lujo de medios, esteroides y un sonido que lo inunda todo. De hecho, su director Bryan Singer tiene en su currículo unas cuantas de esas, y aquí ha cogido a Freddie Mercury como si fuera uno de sus habituales titanes, con, cómo no, para dotarle de dramatismo, su soledad, sus debilidades y sus incertidumbres.

Su función, superficial y apta para todos los públicos, evita el sexo y las drogas, aunque hay mucho rock, cierto (del que facturaba Queen, claro): sus últimos 15 minutos reproducen tal cual (gesto a gesto, con la excepción de “Crazy Little Thing Called Love”), lo que el grupo hizo en Live Aid el 13 de julio de 1985, dándole incluso mayor espectacularidad, aunque lo lógico es que quienes valoren al grupo preferirán verlos a ellos que a cuatro actores calcándolos, igual que preferimos una banda de temas originales que otras de versiones. Y eso si hay alguien leyendo estas líneas que prefiera el rock de estadio al de los garitos, que nos tememos que no es el caso.

Para condensar la historia, los hechos no siempre son fieles a lo que sucedió y algunos diálogos rozan el ridículo, así que solo quedará para el recuerdo Rami Malek mimetizándose en la piel de Mercury y esa testosterona del directo que todo el equipo capta con majestuosidad y rotundidad, saliéndose de la pantalla para apabullar y rendir a millones de personas.

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