BOHEMIAN RHAPSODY (II)

Bohemian Rhapsody, la piedra Rosetta del rock (II)

Queen - Bohemian Rhapsody (portada Portugal)

Puede resultar cargante para unos y seguro que pone a otros a levitar. Desmesurada, ególatra, excesiva, lo cierto es que sigue cautivando a todo tipo de públicos más de 40 años después de su gestación y que representa, como casi ninguna otra canción grabada desde entonces, hasta dónde se puede experimentar en un estudio de grabación y hasta que límites se puede llevar un tema -aparentemente- rock. Repasamos toda la historia de la canción en tres entregas; hoy, la segunda.

 

Por lo que respecta a su letra, nadie ha conseguido hasta ahora que se aclare su contenido. Hay una primera frase en la que una persona confiesa a su madre que ha matado a alguien pero a partir de ahí todo resulta ser un batiburrillo desordenado de astrónomos florentinos, personajes de Rossini y Scaramouches. Mercury aseguró en su día al locutor londinense y amigo Kenny Everett, probablemente para despistar, que se trataba de “tonterías elegidas al azar porque rimaban”. En otra ocasión mantuvo que “es una de esas canciones que parece fantasía. Creo que la gente debería escucharla y hacerse su propia idea sobre qué significa para ellos”. Sin embargo, Brian May sí ha reconocido implícitamente que hay un significado en todo ese aparente caos al señalar que la banda ha prometido guardar el secreto sobre su significado en respeto a Mercury.

Para algunos, su texto habla de dejar atrás la tierra en la que Mercury había nacido (la isla de Zanzíbar). Esa interpretación se sustentaría en las palabras como Bismillah, Scaramouch o Beelzebub, términos árabes usados en el zoroastrismo, la religión que sus padres profesaban antes de mudarse a Inglaterra basada en las enseñanzas del profeta y reformador iraní Zoroastro, que reconocen como divinidad a Ahura Mazda, considerado como el único creador de todo. El guitarrista Brian May pudo haberlo refrendado cuando reconoció en una ocasión que “Freddie era una persona muy compleja: flipante y divertido en lo superficial, pero que ocultaba muchas inseguridades y problemas relacionados con su niñez. Nunca explicaba las letras, pero creo que puso mucho de sí mismo en esa canción”.

Otros piensan que Freddie Mercury habla de su propia sexualidad, justo cuando la relación con su pareja Mary Austin se resquebrajaba y empezaba a ser abiertamente bisexual. A su biógrafa Lesley-Ann Jones, Freddie Mercury le reconoció en 1986 que se trataba de una canción de “relaciones”. Si tenemos en cuenta que el zoroastrismo no admite la homosexualidad, su letra bien podría ser una combinación de lo que mantienen ambas teorías.

Queen grabando Bohemian Rhapsody en Rockfield con Roy Thomas Baker

Terminada la canción y el resto de los otros temas del álbum, al grupo le falta un título. Una noche en los estudios de Gales se quedan viendo la película Una noche en la ópera de los Hermanos Marx, lo que les da el título que buscan, A Night at the Opera, para el álbum más caro grabado hasta entonces. Vuelven a Londres y presentan a su discográfica “Bohemian Rhapsody” como su siguiente single, pero nadie está convencido porque se piensa que las radios no pincharán una canción de seis minutos. Su mánager se la pone a su otro representado, Elton John, y este contesta en seco, como un disparo a bocajarro: “¿Han perdido el maldito juicio?”

EMI, su sello discográfico, presiona al grupo para que editen “You’re My Best Friend” como primer single, pero el grupo no lo comparte y se mantiene en su idea. Estratégicamente invitan al influyente locutor de la emisora Capital Radio de Londres Kenny Everett a escucharla. Es el primero en creer en la canción fuera del entorno del grupo. Emocionado por lo que acababa de escuchar, les asegura que tiene que crearse un puesto en las listas por encima del número 1 para acoger el éxito que tendrá su canción. Le dan una copia y le dicen que no puede ponerla en la radio, sabiendo que así morderá el anzuelo. Ese fin de semana la pincha catorce veces en antena, mientras los oyentes llaman a la emisora incansablemente para que la pongan otra vez.

Ese mismo fin de semana, Paul Drew, quien dirige la radio RKO en Estados Unidos, escucha la canción en el programa de Everett en Londres. Drew consigue una copia del single y empieza a pincharlo en su país, en este caso con el beneplácito de Elektra, la discográfica estadounidense de Queen. En ambos casos, la canción está sonando después de haber sido rechazada en un principio por su compañía y sin que el disco esté siquiera prensado. Cuando las tiendas de discos empiezan a llamar el lunes pidiendo copias, EMI se ve forzada a encargar el single con urgencia a la fábrica.

Comparativa Marlene Dietrich - Freddie Mercury

Para evitar tener que hacer playback en las televisiones (algo imposible debido a todas las pistas vocales registradas) y poder salir de gira sin tener que reproducir esas partes operísticas en sus conciertos, el grupo decide grabar un ‘pop promo’, que es como se llama entonces a los vídeo-clips. Para ello confían en el director Bruce Gowers, el realizador que ha filmado su concierto en el Rainbow de Londres en 1974 y varios cortos promocionales para otros artistas, como el de “Paperback Writer” para The Beatles. Le piden expresamente que refleje la imagen favorita del grupo, su portada para el álbum Queen II, toma hecha por el fotógrafo Mick Rock inspirada por una instantánea antigua de Marlene Dietrich en la película El expreso de Shanghai tomada por John Kobal que gustaba a Freddie.

El vídeo se rueda íntegramente en el estudio Elstree de Londres, tanto la parte coral como la del grupo de rock, empleando el vestuario que el grupo ha estado utilizando en los ensayos de su próxima gira. Para los efectos que parecen vanguardistas se emplean dos simples trucos bien baratos pero que parecen hechos con muchos medios: por una parte colocan un prisma delante de las cámaras y, por otra, apuntan la cámara a un monitor para conseguir la impresión de un feedback visual. El grupo llega a las 7:30 de la mañana y lo graba en unas tres horas; a las 11 todos los que han participado están ya en el pub más cercano celebrándolo.

Montarlo lleva unas cuatro horas y, a continuación, se envía a la BBC para que se pase inmediatamente en el programa Top of the Pops. Cuesta en total unos 6.000 euros y se emite en noviembre de 1975. El vídeo le cambia la vida a su director, Bruce Gowers, quien pronto es reclamado por Hollywood y la televisión estadounidense. Allí se convertirá en el realizador de varias entregas de los Premios Emmy o de la MTV, así como el director de las 10 primeras temporadas de programas de éxito como American Idol.

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