BLACK REBEL MOTORCYCLE CLUB

ULTRASÓNICA 2007 ENTREVISTA CON BLACK REBEL MOTORCYCLE CLUB

Black Rebel Motorcycle Club, el rostro impenetrable

 

Baby 81, el nuevo y cuarto disco del grupo norteamericano, retoma el sonido de guitarras clásico del grupo, aunque con influencias de su disco de 2005, el más acústico Howl. Baby 81 nació solo unos minutos después de que se terminara la canción final de Howl, cuando  Hayes (guitarras y voz) y Robert Levon Been (bajo, voz y teclados) se reunieron en el estudio con el batería Nick Jago tras un breve descanso a principios de año.

 

“Estuve al borde de las lágrimas casi todo el tiempo, era muy emotivo”, recuerda Jago. “Fue la sesión de grabación más memorable que he vivido”. Been se sentía del mismo modo: “Después de componer “Took Out A Loan” y “666 Conducer me quedé colgado de esas dos canciones durante todo el año siguiente, soñando despierto sobre lo que pasaría si las termináramos”, dice Been.

 

El viaje de la banda hasta llegar a Baby 81 empezó a mediados de los 90, cuando Hayes conoció a Been en el instituto a las afueras de San Francisco. Después de que se les uniera el británico Jago, la banda eligió su nombre de la película El salvaje, interpretada por Marlon Brando, y comenzaron a hacer conciertos. Con dos discos -en 2001 el homónimo álbum de debut y en 2003 Take Them On, On Your Own– el grupo se hizo conocido por su rock psicodélico, una mezcla de voces ronroneantes, unas líneas de bajo muy atléticas y sus guitarras de blues.

 

Más tarde, durante una gira por festivales europeos en agosto de 2004, la tensión y los excesos los separaron, y Jago se marchó. Cuando regresaron a Estados Unidos, Been y Hayes editaron Howl, una colección de canciones más tranquilas y crudas, con alma de blues, que dejaban los ásperos ritmos de la banda en sus elementos más esenciales. Tras reunirse los tres de nuevo, tocaron en los festivales de Reading y Leeds en 2005.

 

Cuando terminó la gira de Howl, Black Rebel Motorcycle Club se metió varias veces en el estudio armados con cintas tituladas con los nombres de ciudades en las que habían sido creadas. Por ejemplo, la hipnótica y blues “Berlin” mantuvo su título original.

 

Compusieron, escribieron, arreglaron y grabaron otra vez. Y todo ello son las 13 canciones de Baby 81, canciones nacidas dentro del conflicto que representa la esperanza por el futuro, como el título del disco, que se refiere al niño ingresado en un hospital tras el tsunami de 2004 que fue reclamado por nueve madres distintas hasta que encontró a su verdadera familia. “Nick fue quien sugirió el nombre”, comentan.

 

Baby 81 es un disco de rock’n’roll que sigue manteniendo el corazón folk de Howl. “Yo lo veo como una especie de hermana de Howl”, dice Hayes. En cuanto a las letras, el grupo se centra en un tema que ya habían tratado antes: “La rebelión personal. Tiene que empezar en algún sitio, y si no es a nivel personal, es fácil deshacerse de la basura de los gobiernos con palabras”, explica Hayes. “Comienza por ti mismo y seguramente habrá mucha gente que haga lo mismo, y entonces todos nos sentiremos unidos”.

 

El primer single, “Weapon Of Choice,” es una potente colaboración entre los dos compositores. Hayes compara su sonido con “Love Burns”. “Me gusta la idea de esconder muchas guitarras acústicas detrás de las eléctricas”, asegura. “Yo tengo una guitarra que me dio mi padre y siempre intento meterla en las canciones, detrás de las eléctricas, solo por mantener su espíritu en ellas”. Y conviene recordar que la familia es muy importante para la banda, ya que el padre de Been trabajó como ingeniero de sonido en Baby 81, e incluso ha tocado en directo para la banda.

 

La canción más alegre del álbum es la melódica “Not What You Wanted”. Después de que la grabación original de la canción no resultara bien para la banda, “pasé dos semanas dedicándome solo a poner cientos de partes de guitarra y de armónica, voces y demás”, añade Hayes. “Me quedé allí de día y de noche durante tres días seguidos. Me encanta. No se necesitan drogas”.

Al grupo le gusta también “American X”, una canción que dura exactamente nueve minutos y once segundos. “Es realmente espeluznante”, dice Been, añadiendo que la banda no tenía intención que el disco tuviera ninguna connotación política. “Creo que es la canción más larga que he hecho jamás, y también es la primera vez que hemos hecho un verdadero solo de guitarra”, añade Been, que toca la guitarra en la canción. “Nos sentíamos como si nos pusiéramos en el pellejo de otra persona durante un rato, nos sentamos y nos dejamos llevar más allá de hasta donde habíamos planeado. Es como un mantra de manifestaciones psicogenéticas, salpicadas de gotas de lluvia”, si es que eso quiere decir algo, claro.

 

El disco termina con  “Am I Only” una de las canciones más antiguas de Hayes “que yo he intentado que grabáramos en un disco desde el primero que hicimos”, dice Been de este medio tiempo que se ha convertido en una de las letras favoritas de Peter. Aunque el álbum acaba con una canción que Hayes escribió al final de su adolescencia, “la secuencia de este disco sigue una secuencia casi perfectamente cronológica, desde la primera canción que grabamos para el disco hasta la última”, señala Been. “Conozco a muchas bandas que no hacen eso, pero creo que eso es precisamente lo que hace al disco más vivo,  es como una criatura que respira”.

 

Para terminar, Baby 81 capta a Black Rebel Motorcyle Club en el momento más crucial de su carrera. “Creo que todos nosotros hemos dado un salto de fe en este disco al escribir canciones más corrientes”, revela Been. “Nosotros solíamos aferrarnos a canciones bastante tensas, pero ahora parece que la gente por fin va a escuchar dónde nos encontramos ahora mismo, viviendo el momento mucho más intensamente”.

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