BEN HARPER

 Ben Harper, rítmico y tierno

BEN HARPER

 

Hay pocos artistas en la actualidad cuyo enfoque a la hora de hacer música sea tan libre como el de Ben Harper, ya que en las estrías de sus discos se puede encontrar desde ritmos cargados de funk hasta acústicas folky, pasando por blues casero y riffs de guitarra que estremecen.

 

A veces se le ha acusado de ser demasiado ecléctico para su propio bien. A sus fans de rock les gustaría que hiciese un álbum enteramente de rock. A los que aprecian su lado acústico más tierno se preguntan por qué no hace un disco de cantautor. Sus seguidores blues piden a gritos poder escuchar más su famosa guitarra slide. La solución de Harper siempre ha sido mezclar y encajar sus diferentes estilos musicales en un intento de satisfacerse a sí mismo, con lo que casi siempre da a todos algo que les complace.

 

En Both Sides Of The Gun, su sexto álbum de estudio en solitario, ha dado con una solución un tanto distinta. “Sólo se trata de poco más de una hora de música, así que no es cuestión de no editar mi trabajo o de megalomanías de mitad de carrera”, señala Ben. “La pura verdad es que con estas canciones los extremos están más polarizados de lo que habían estado nunca. Una mitad es tan cruda y libre como cualquier cosa que yo haya hecho nunca y la otra mitad es los más introspectivo e íntimo a lo que haya llegado nunca. Claramente no pegaban juntas en un disco. La música exigía separación”.

 

Por lo tanto, se trata de un álbum doble, que comprende un disco de su material más duro y más dirigido por el ritmo y un segundo disco mostrando su lado más meloso y tierno. Aun así, no es un doble álbum convencional, ya que todas, las 18 canciones, podrían caber cómodamente en un único disco. De hecho, Harper ni siquiera lo llama un doble álbum, sino un disco que comprende dos movimientos diferentes.

 

Ben Harper creció en Claremount, a una hora en coche de Los Ángeles, y una visita a la tienda de discos que tenía su familia allí ayudó a poner en perspectiva su particular potaje musical de folk, blues, soul, r&b, funk, gospel, reggae y rock. “Mi abuelo fue director del Centro y Museo de Música Folk (Folk Music Centre and Museum en inglés)”, reconoce Harper, “una cueva de Aladino de instrumentos musicales procedentes de todo el mundo que se convirtió en mi patio de recreo”.

 

Mientras que otros niños de su edad lidiaban con bicis o hacían maquetas de aviones, los juguetes de Harper eran guitarras clásicas, por no mencionar el surtido de percusiones africanas, campanas de templo chinas y flautas indias que aún hoy se pueden encontrar en el Centro de Folk. “Si echas un vistazo por allí, verás lo que me ha hecho como soy”, declara. “La gente me dice que es extraño que yo esté influenciado por todo el globo musicalmente. Para mí es extraño que el resto de la gente no lo esté, porque ése es el entorno en el que crecí. Es mi patrimonio”.

 

Además de las influencias de folk, blues y country, Ben Harper también tiene influencias de la escena de rap y hip-hop de Los Ángeles, como buen adolescente negro que creció en California en los años 80. El resultado fue que, cuando dejó su casa y se mudó a la ciudad en 1990, apenas había un estilo o género de música que no hubiera absorbido.  

 

Su nuevo disco, Both Sides Of The Gun, es el que Harper califica como el más satisfactorio y redondo que ha hecho hasta la fecha. “Una de las principales razones es que he aprendido trabajando con los veteranos Blind Boys of Alabama en There Will Be A Light. Con ese disco sentí que había doblado una esquina, sonora y creativamente”, declara. “Eso es lo que se consigue trabajando con gente que lleva en esto 50 años. Era como ir a la escuela y volver a aprenderlo todo de nuevo”.

 

Como era de esperar, el álbum contiene una poderosa conciencia social y política que impregna muchas de las canciones, ya desde el mismo tema que le da título. “Es un disco cargado, emotivo”, admite Harper. “Siento una necesidad de dar un paso en estos momentos. En América, la justicia es para los que se la pueden permitir. Si no se puede conseguir justicia por medio de la estructura política y social, estoy determinado a conseguir algo de justicia con mi música”.

 

Quizá lo más fuerte de todo sea su ira por lo que pasó en Nueva Orleans, que estalló en “Black Rain”, una canción escrita y grabada de forma espontánea el día después de que el huracán Katrina golpease la ciudad. “Si América necesitó alguna vez una señal de que a este gobierno no le importan una mierda sus ciudadanos, fue ésa”, declara. “Me asustó mucho y era hora de actuar. Dejamos a un lado la canción en la que estábamos trabajando y lo que está en la cinta es pura y absoluta rabia e indignación. Metimos la pista de percusión, las cuerdas y escribimos las letras ese mismo día. Este tema apartó otras cosas al disco porque exigía estar ahí”.

 

Aun así, incluso las canciones más políticas de Harper siempre tienden una puerta a la esperanza, y “I Believe In A Better Way” (“Creo en una mejor manera”) de este nuevo álbum expone su credo. “Siempre ha sido cosa mía apoyarme en el lado de lo positivo sin importar lo oscuro que fuese el momento”, declara. “La base de mi creencia está fundada en una mejor coexistencia de las especies, de eso trata la canción”.

 

No todo el álbum está tan cargado de mensaje. “Get It Like You Like It” es un tema rockero al estilo de los Rolling Stones. “Los Stones consiguieron tocar en la caja de juguetes del blues. Ahora yo toco en su caja de juguetes”, declara. “The Way You Found Me” es una rebanada de cool jazz y “Serve Your Soul” es una típica epopeya de Harper cargada de ritmo que él dice está deseando tocar en directo.

 

En el segundo disco, la calidez e intimidad de canciones como “Happy Ever After In Your Eyes”, “Morning Yearning” y “Waiting For You” muestran su habilidad para escribir sobre cuestiones del corazón, con piano y cuerdas complementando su virtuosa interpretación a la guitarra. “Cuando hice este disco, por primera vez me parecía tan natural estar en un estudio como me lo parece estar en el escenario”, declara. “Según lo veo, los primeros cinco discos eran experimentos y tuvimos mucha suerte con algunas ideas que surgían. Siento que éste es el álbum en el que finalmente he aplicado todo lo que he aprendido”.

Xavier Valiño

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