BECK

Beck, correcaminos del pop

Mutations, el nuevo álbum de Beck, es el último viaje musical de uno de los compositores más convincentes de hoy en día. Decididamente más austero en su sonido y más abierto que Odelay (1996), Mutations nos presenta a Beck acompañado por su banda de directo en todas las canciones, e incluye estilos que van desde el folk, al country o la bossa nova.  Beck, que esta actualmente en Los Ángeles trabajando en su próximo álbum, se tomó un descanso para contarnos sus impresiones,

 

¿En qué sentido fue diferente la grabación de Mutations?

– En la mayoría de los discos que he grabado las canciones se han ido acumulando. Me juntaba con alguien y grabábamos algunas canciones, y al cabo de un tiempo todo va encajando y todas esas canciones forman un conjunto. Ésta era la primera vez que entraba en el estudio, lo reservaba para dos semanas y lo grababa. Todo fue muy rápido.

 

¿Tenías una idea preconcebida, estilísticamente, de lo que querías hacer?

– Lo único que tenía es que las canciones estaban escritas. Con Mellow GoId y Odelay la mayoría de las canciones no estaban escritas, me metí al estudio y formé esas canciones pieza por pieza.  Esta vez lo he hecho todo al revés. Tenía las canciones, pero nadie las conocía. Lo que hicimos es que varios músicos y yo nos metimos en una habitación con micrófonos. Hay un par de canciones donde incluso grabamos las voces en directo; quería lograr ese sonido como cuando todos los músicos están en los micrófonos de los demás. La música hoy en día se graba muy fragmentada, muy aséptica, no hay esa sensación de que la canción sea una sola pieza. Oyes las cuerdas entrar y suenan como algo muy separado del resto de la canción, y eso es lo que se considera buena calidad, buen sonido, buena ingeniería y grabación.  Pero lo que queríamos era lograr que no se pudiera distinguir que instrumento entraba.

 

¿Lo que hay en el disco son secciones de cuerda o samples?

          – Son secciones de cuerda. No lo había hecho nunca y fue muy divertido. Para las mezclas, convertimos la orquesta en algo más ambiental, en vez de una orquesta propiamente dicha. Quería que sonase como una cueva marina o algo así. Me gusta el sonido en el que todo se desvanece y no se puede distinguir lo que se oye.  Así es como se hacía antes, cuando solo había un micrófono y todo pasaba por el mismo filtro. Me gusta incluso dejar los fallos, es lo más interesante. Si alguien entraba en la habitación cuando alguien estaba interpretando un falsete, y decía ‘ya están aquí los burritos’, eso era lo mejor. Es la parte que la gente recuerda.

 

En algunos momentos parece que hay un sonido muy de California en el álbum, como de The Mamas And The Papas.

– Eso es lo que pasa cuando haces un disco: ciertas cosas de ti, que tu mismo no conocías, salen a la superficie, ciertas tendencias. Es algo casi inconsciente. Supongo que tiene sentido, puesto que vengo de Califomia. No puedes evitar que se note, lo quieras o no. Yo intente conscientemente dar un toque delicado al disco. Creo que ya era hora, ¿no?. Hemos intentado trasmitir eso en directo. El lado más delicado de la música es enormemente ignorado y subestimado.

 

Tu interpretación vocal ha cambiado completamente en este disco. ¿Ha sido eso una decisión consciente?

– En los otros discos, las voces fueron lo último que grabé. Después de haber estado grabando durante 18 horas, me tiraban un micrófono y a cantar. No me esforzaba demasiado, ni siquiera me preocupaba de usar un buen micrófono. Creo que en Odelay cantaba con el micrófono de un amplificador de guitarra. Esta vez, estaba con un montón de músicos de mi banda, e intentamos hacerlo más dinámico, más como una actuación. Nos esforzamos más para convertirlo en una actuación.

 

Esta vez no es apropiada la descripción de ti como persona de estilos diversos.

– Normalmente me gusta escuchar cintas con música variada, más que álbumes completos, pero también a veces hay un álbum en concreto que refleja un estado de ánimo, y según de qué humor estés solo quieres escuchar eso. Algunas veces dura semanas y semanas, y sólo escuchas eso una y otra vez. Este disco toca diferentes áreas, pero tiene ese tipo de continuidad. El disco tiene esa energía porque lo hicimos muy rápidamente.

 

Pareces estar alternando discos hip-hop, funk y folk. ¿Consideras eso como un patrón establecido?

           Quizá es demasiado pronto para decir si hay un patrón establecido. Pero como nuestros shows son tan enérgicos y amplios musicalmente, después de la gira me apetece dedicarme a ritmos más delicados. Me pongo el walkman, los cascos, esos ensueños de media tarde que a todos nos gustan, cuando paseamos por verdes praderas… La grabación de este disco ha sido fantástica para mí y para la banda. Necesitábamos desesperadamente algo así. Después de estar en la carretera durante tanto tiempo, te quedas abotargado y necesitas hacer algo rápido. Ahora estoy trabajando en un nuevo disco para el próximo año, y estoy más relajado porque he terminado este disco, lo he sacado de mi sistema. Ahora puedo dedicar tiempo al próximo. No tengo prisa por hacerlo, no quiero hacer cualquier cosa.

 

Mellow Gold se considera tu primer disco y Odelay el segundo, aunque tienes dos álbumes independientes. ¿Es éste el tercero?

Mellow Gold es realmente el último. Estoy trabajando en sentido contrario. Estamos en la época del orden al azar. La gente va a ordenar mis compactos al azar, y habrá canciones de épocas diferentes. La cronología está obsoleta.

Xavier Valiño

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