ERIK VOEKS & THE GHOSTERS: It Means Nothing Now

ERIK VOEKS & THE GHOSTERS: It Means Nothing Now (We’re Doomed-Hanky Panky)

Erik Voeks | Hanky Panky Records

El tesoro oculto del power-pop está de vuelta. Erick Voeks publicó en 1993 un álbum un tanto ignorado entonces, Sandbox, pero que desde entonces ha ido siendo redescubierto por un nutrido grupo de seguidores de las canciones con melodías radiantes y guitarras poderosas, sobre todo gracias a su reedición de 2013. Desde entonces ha editado un EP de 4 canciones, “Free Range”, en 2012, y otro disco que recopilaba singles digitales editados en 2016, So the Wind Won’t Blow It Away.

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THE SMILE: Wall of Eyes

THE SMILE: Wall of Eyes (XL-Popstock!)

Cualquiera que sea el futuro de The Smile, al menos por ahora está claro que es más que otra aventura del líder de Radiohead, Thom Yorke. El grupo, que incluye, además de Yorke, al guitarrista y teclista Jonny Greenwood (también de Radiohead) y al baterista de jazz Tom Skinner, pasó más tiempo en la carretera con su debut A Light for Attracting Attention (2022) que Thom Yorke con sus discos en solitario o con su otro proyecto Atoms for Peace.

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FUTURE ISLANDS: People Who Aren’t there Anymore

FUTURE ISLANDS: People Who Aren’t there Anymore (4AD-Popstock!)

Los de Baltimore han seguido una trayectoria como las de antes, en décadas en las que se les permitía crecer a las bandas, esperando que en algún momento despuntasen y el mundo las descubriesen, que su calidad estaba ahí. Ya tenían tres disco detrás cuando llegaron a un público mayor con Singles de 2014, favorecidos por la intensa interpretación de su expresivo cantante Samuel T. Herring de su canción emblemática “Seasons (Waiting on You)” en el programa de David Letterman aquel año.

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GRUFF RHYS: Sadness Sets Me Free

GRUFF RHYS: Sadness Sets Me Free (Rough Trade-Popstock!)

A mediados de los noventa, Super Furry Animals fue uno de los grupos que puso a Gales en el mapa, junto a Manic Street Preachers y Stereophonics, entre otros. Hoy en día, el nombre de Super Furry Animals ya no resuena con la intensidad de antaño, pero su cantante Gruff Rhys mantiene la antorcha encendida, llegando a su vigésimo quinto álbum sumando los diferentes proyectos en los que ha estado involucrado.

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YACHT ROCK (Y 4)

Yacht rock, el ahora reivindicado soft rock californiano de finales de los 70 (y 4)

(Artículo en 4 partes)

10 discos del siglo XXI

1 Nightshift: Full Moon(2007)

La mayoría de artistas que han hecho yatch rock en el siglo XXI no son norteamericanos, el lugar donde se originó, como se verá en las próximas líneas. Sin ir más lejos, Nightshift era un dúo francés formado por Gaël Benyamin y Jérôme Beuret (fallecido este año) que empezaron haciendo música electrónica para, después, querer grabar un álbum a la vieja usanza con músicos reales en lugar de máquinas, un disco que representase un viaje por el sur de California al final de un perfecto día de verano, mientras comienza a asomar la luna. Eso es Full Moon, con Steely Dan o Gerry Rafferty como sus modelos y guías durante todo el proceso.

2 The Norwegian Fords: Somewhere Down the Road You’ll Listen(2011)

Erik Enzo (Odd Erik Ognedal) y Paul Call (Pål Frøiland) son los dos noruegos detrás de The Norwegian Fords, un proyecto paralelo a la banda Elle Melle, más orientada al pop-rock. Por el contrario, The Norwegian Fords tienen más que ver con el jazz pop sofisticado de bandas como Steely Dan, y así lo demostraron en su debut homónimo de 2008 y en este segundo álbum, de 2011. De hecho, ellos mismos definen su música como “pop retro californiano con letras soleadamente cínicas”.

3 Incarnations: With All Due Respect(2010)

A Bart Davenport se le ha asociado frecuentemente con el pop de los 70. Pero en ninguno de sus proyectos o discos en solitario sonó tanto a ello como en el único álbum de Incarnations, publicado en 2010. Grabado con dos de los componentes de The Phenomenal Handclap Band, la idea nació en Madrid, se gestó en un barco camino de Tánger -nada más apropiado- y se registró en Tarifa en menos de dos semanas. La placidez de la grabación y los ecos del océano cercano -aunque sea el Atlántico en lugar del Pacífico- se transmiten perfectamente en sus 9 canciones.­

4 Ed Motta: AOR (2013)

El sobrino de Tim Maia tiene una larga carrera en Brasil: empezó en el hard rock y ha acabado por adaptar temas de la factoría Disney. En 2013 se descolgó con el mejor ejemplo de yatch rock de tiempos recientes, como si Steely Dan siguiesen en activo, aunque él lo titulase engañosamente AOR. Productor multinstrumentista, compositor, arreglista, traductor y coleccionista enciclopédico de discos, contó en este álbum con los mejores músicos de estudio de Brasil, al igual que se hacía en California a finales de los 70, resultando en una insospechada y redonda colección de diez singles potenciales.

5 Mayer Hawthorne: Man About Town(2014)

Hawthorne podría pasar por un revivalista del soul, pero hay más en su obra. De hecho, justo antes de grabar su cuarto disco, en 2014, había trabajado con Daryl Hall (del dúo Hall & Oates). Tal vez por ello sea este su álbum que más evoca la época en la que el dúo tuyo mayor éxito. En “Cosmic Love” seduce con su falsete, en el que es el mejor corte del lote, en “Book of Broken Hearts” se acerca a la música disco de cadencia más relajada, en “Out of Pocket” al funk, en “Fancy Clothes” al reggae y en “Lingerie & Candlewax” al soul sedoso de ojos azules, mientras que en “The Valley” recuerda a Steely Dan y en “Love Like That” a, sí, Hall & Oates.

6 Young Gun Silver Fox: West End Coast (2015)

El dúo formado por el inglés Andy Platts (Young Gun) y el norteamericano Shawn Lee (Silver Fox) es el mejor ejemplo actual del soft rock de la Costa Oeste de finales de los 70, o sea, lo que llamamos yatch rock. De hecho, cualquiera de sus cuatro discos en común -y, también, los de sus numerosas aventuras en solitario, que vale la pena seguir- supera en buena parte a lo que se grabó y editó en aquellos años. Sus títulos también remiten intencionada y afortunadamente a aquella época: West End Coast (2015), AM Waves (2018), Canyons (2020) y Ticket to Shangri-La (2022).

7 Slow Dancer: In a Mood(2017)

Influido por lo que escuchaban sus padres en los largos viajes en coche por la costa australiana, hay en el pop-folk-soul orgánico de Slow Dancer (un trabajador social de nombre real Simon Okely que se puso de nombre artístico el título de un álbum de Boz Scaggs), ecos de Steely Dan, America, Fleetwood Mac, Bill Withers, Jackson Browne y el Laurel Canyon, todo ello mecido por su voz de crooner seductor, unos textos introspectivos y melancólicos y una producción nítida y sencilla. En su segundo disco, tocado todo por él, destacaba especialmente el single “I Would”, aunque vale la pena recuperar tanto este álbum como su debut, Surrender (2014), que pasó aún más desapercibido.

8 Joel Sarakula: Companionship (2020)

Llegado desde Australia, y asentado en los últimos años en Canarias después de vivir una temporada en Londres, Joel Sarakula tiene una influencia innegable de lo mejor del yatch rock en sus canciones. Y tiene sentido por cuanto dedicó una parte de su juventud a recorrer el mundo como pianista de cruceros recreando éxitos de entonces. Tal vez sea Companionship el disco que mejor recoja ese influjo, aunque en los títulos -y temas- de otros discos también es evidente, como en Island Time, The Golden Age, Love Club,o Pacifico Waves.

9 Yacht Rock Revue: Hot Dads in Tight Jeans(2020)

Formados en Atlanta en el 2009 como banda tributo al yatch rock, algo que ya muestran de forma inequívoca desde su nombre, el grupo empezó a hacer giras por los EE.UU. con mucho éxito. En el 2020 quisieron ir más allá y todo aquello de lo que se habían ido empapando encima del escenario lo trasladaron a su primer álbum de estudio, un ejercicio de estilo curioso pero bastante menos relevante de lo que quisieran sus autores.

10 Miles: Riding the Wave(2022)

Adam Amer llevaba más de trece años haciendo de productor y músico de sesión y de directo para gente como Smokey Robinson, Steven Tyler o Rebecca Macintyre. El londinense tenía, por tanto, a los mejores músicos de la ciudad en su agenda, y con algunos se encerraba de vez en cuando para ir grabando en secreto sus primeras canciones. Por eso su debut bajo el apodo Miles, plagado de exquisitas melodías y armonías soleadas, instrumentos que suenan limpios y solos de guitarra o saxofón, puede evocar -sin el menor atisbo de ironía- y mirar de frente a Christopher Cross, Eagles, Michael McDonald o Steely Dan. Solo se le puede achacar su racanería (8 canciones) y que dejase fuera sus singles “Josephine” y “Earth Angel”.

(Ver primera parte)

(Ver segunda parte)

(Ver tercera parte)

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