APENINO

Apenino, hemisferio izquierdo

Apenino2 (Monica Mura)

 

Quienes no sigan su trayectoria más que por los discos de larga duración o no estén cerca de él geográficamente pueden pensar que Apenino desapareció tras el disco Un rayo de sol en el 2007, aunque ha grabado y ha participado en otros proyectos desde entonces.

Xavier Valiño

Como Apenino ha publicado dos singles para sendas colecciones de Jabalina, uno dedicado al amor y otro al baloncesto. Con Rafa Romero (Árbore) hizo un segundo disco (Animals Are Not Things!) y otras canciones que han visto la luz de forma más desordenada. Además está su faceta de fonografista, recogiendo paisajes sonoros para su blog (lo-fields) y que emplea tanto para sus composiciones como para sus trabajos como diseñador sonoro.

¿Era la intención desde el principio que Viravolta fuese tu álbum más sintético, solo con las voces como elementos acústicos (aunque hay alguna excepción como “Opresión”), o se fue haciendo por el camino?

– Absolutamente, desde el principio esa fue la intención. Quería algo muy sintético en la forma, pero que además sonara muy próximo, muy íntimo, muy cercano y cálido. Alejarme incluso un poco del ukelele como instrumento acústico y experimentar con él casi como si fuera una guitarra. De hecho, como señalas, la única canción que se aleja de ese esquema es “Opresión”, porque fue concebida en otro contexto. Y mi idea, en una primera selección que hice, era que no entrara en Viravolta, pero la gente que me rodea y la escuchaba me insistían en que la metiera… y accedí. Soy un blando.

El uso del gallego por primera vez, ¿es resultado de que una canción de la que germinó el proyecto, “Esforzo infinito”, saliese así o era algo premeditado de antemano?

– Digamos que, además de su perfil así más sintético, otra ‘norma’ que me impuse de inicio era probar a hacer alguna canción en gallego, ya que nunca lo había hecho y me gustan los retos. Y algo que en principio iba a ser anecdótico, se convirtió en vehículo principal. Me emocionó el resultado y me siento muy cómodo ahí, creo que abre una nueva dimensión para mis canciones.

Dos escritores marcan el texto de dos canciones. ¿Cómo llegaste a ellos y qué fue lo que movieron en ti como para componerlas?

– Un poeta (Lois Pereiro) y una novelista (Xulia Alonso), con muchas cosas en común, por cierto. Las dos obras que me han servido de inspiración, Conversa ultramarina y Futuro imperfecto, tienen muchas cosas en común. Las dos hablan de amor y muerte, y podrían verse como desgraciadas, pero en ambas hay mucha luz, mucha redención. Ese punto me atrajo mucho de ambas, pero si acabo haciendo canciones es porque me emocionan hasta ese punto de querer hacer algo a partir de ellas. Y en el caso de Xulia, como es amiga mía, había además un componente emocional importante.

En otras, la convulsa situación socioeconómica actual está también presente, algo que, si no se me escapa, hasta ahora no había llegado a tus canciones. ¿Era difícil no pronunciarse y permanecer al margen? ¿Deben tomar partido los músicos?

– No sólo los músicos en particular, creo que, en general, cada uno en su apartado, debe tomar partido, posicionarse de alguna manera respecto a todo esto que está pasando. De hecho, si hemos llegado a esta situación creo que ha sido porque la mayoría de nosotros (y me incluyo) teníamos la guardia bajada y nos han dado fuerte en todo el membrillo. Llegada esta situación, a mí personalmente, me resulta casi imposible no hablar del tema y se cuela en mis canciones, lógicamente. Personalmente, no tengo reparo en reconocer abiertamente mi ideología de izquierdas, en un momento precisamente donde lo políticamente correcto parece ser esconderla y jugar con la ambigüedad. Todos nuestros actos, lo queramos o no, están cargados de connotaciones políticas, en un sentido u otro. Lo que tenemos que hacer, creo, es tomar consciencia de ello y actuar consecuentemente. El poder, precisamente, ha aprovechado esa falta de actuación, tan generalizada, para hacerse fuerte y salirse con la suya.

¿Cómo surgió la versión de Camarón? Creo que la tenías en mente desde hace tiempo, ¿no? ¿Por qué ahora? ¿Encontraste cómo darle forma?

– Las cosas tienen su tiempo y llegan cuando tienen que llegar. Parecerá un tópico, pero es tal cual. Es una de mis canciones favoritas desde hace mucho tiempo y después de muchas pruebas, por fin logré algo que me convencía. Y si a eso le sumas que aparece la posibilidad de que la cante Mónica Vacas, ahí tienes la respuesta. En mi voz no funcionaba.

Hablas en los comentarios de las canciones tanto de Suicide como de Camarón, de Joe Meek o Carlos Berlanga. ¿Es esta la época en que más sonidos distintos escuchas, como si con la edad fuesen desapareciendo los prejuicios, o es algo que siempre ha estado ahí pero que no se ha relacionado habitualmente contigo?

– En mi círculo de amigos siempre he tenido fama de ‘excesivamente’ ecléctico, para algunos incluso de manera exagerada. Ya en mi época del instituto y en mis primeros grupos, donde sí se supone que tendemos más a buscar la ‘autenticidad’, yo no hacía ascos a nada siempre que me gustara o me hiciera sentir algo especial. En mi colección de discos podías encontrarte a Madonna, Bananarama, Withney Houston, Pet Shop Boys, o a The Jesus & Mary Chain, Sonic Youth, The Smiths, pero de repente aparecían Nacha Pop y los discos en solitario de Antonio Vega, Dinarama, Ramones o La Buena Vida junto a Henry Rollins, Minor Threat, Fugazi… Paco de Lucía, que fue por donde entré a Camarón y al flamenco, muchos discos de blues, especialmente blues rural acústico, mucho jazz, soul, funk, folk, metal… Realmente, nunca he renunciado a nada por su procedencia y con los años me he seguido manteniendo así. Sí es cierto que escucho mucho pop, pero una buena dieta debe ser siempre variada y equilibrada.

Es un placer reencontrarse en el disco con Mónica Vacas. ¿Tenías relación con ella? ¿Fue difícil convencerla? ¿Ha hecho algo en la música desde Mus?

– La relación que tenía con ella es a través de mis colaboraciones con Árbore (Rafa Romero) y en las que ella cantaba. Ella es muy amiga de Rafa y por ahí viene la conexión, sin embargo, nunca hemos coincidido en el mismo espacio físico, curiosamente. Convencerla ha sido muy fácil, le encanta cantar y la canción de Camarón también era muy importante para ella, por los recuerdos de su padre. Se me metió en la cabeza que tenía que cantarla ella, aceptó y a partir de ahí empezamos a hacer más cosas. Y ojalá no sea la última.

Apenino1 (Monica Mura)

Ya había estado en tu colaboración en Animals Are Not Things con Árbore. ¿Cómo se ha de entender tu participación en el proyecto? ¿Compones las canciones, ayudas a darles forma, aportas arreglos…?

– Sí, Mónica ya aparecía ahí. Lo del disco con Árbore es, básicamente, la música de Rafa Romero, sus ideas maravillosas, sus ocurrencias y su forma de entender la vida… y yo le ayudo con lo que puedo, con algún detalle, con arreglos, mezclando las canciones, metiendo un ukelele por aquí, unos ruiditos por allá. Lo pasamos muy bien haciéndolo y surge de muchas maneras. Rafa vive en la entrada de un bosque y lo mismo se graba unas guitarras con el móvil y me las pasa, que me voy yo allí a pasar la tarde y grabamos cosas juntos con las que luego trabajo en mi estudio. Y nos lo pasamos como enanos, claro. A mí es que, fundamentalmente, me gusta escucharle tocar, es muy imaginativo. Ahora mismo tenemos algo en mente que, si sale, puede ser brutal. Pero otra característica muy nuestra es que nos dispersamos bastante y entonces, a saber. Pero estamos con ello.

Por otro lado, en tu disco colabora el propio Rafa Romero y gente cercana como Linda Guilala o Arturo Vaquero. ¿Hay complicidad con ellos? ¿Les dices lo que quieres o dejas que aporten a tu trabajo?

– Pues imagínate, con Arturo, por ejemplo, llevo trabajando desde las maquetas de Dar Ful Ful, en el año 1999 aproximadamente. Nos entendemos casi como hermanos; yo puedo quedarme dormido en el estudio con total tranquilidad, que sé que va a funcionar lo que haga. Cuando colaboro con alguien, a no ser que sea algo muy específico como un coro o algo por el estilo, tiendo a dar libertad. Que me sorprendan, y casi siempre funciona mejor eso que si doy unas directrices. Y con Linda Guilala más de lo mismo: es gente muy seria, muy buena, muy profesional y con la que me entiendo a la perfección.

¿Nunca te ha tentado colaborar con otra gente más distante o que no relacionaríamos tanto contigo?

– Sí, claro, mucho. Me encantaría colaborar con un montón de gente, de hecho lo más enriquecedor a nivel personal y musical es la colaboración. De una colaboración siempre se aprende algo, siempre. Unas veces más, otras menos, pero siempre hay algo. Y para alguien que trabaja principalmente solo, como yo, ahí encerrado en mi estudio, pues entrar en contacto con otros es fundamental. Y colaborar con gente, en teoría, alejada de ti, creo que es todavía más importante. Así que yo siempre estoy abierto a propuestas.

No tengo el disco físico, así que no puedo saber cómo es la parte artística. ¿Qué es en concreto lo que ha hecho Guillermo Arias?

– Pues todo el diseño e ilustración, tanto del disco en sí, como del primer single digital que hemos sacado, “Conversa ultramarina”. Trabajar con Guillermo ha sido muy especial. Siempre lo veía en mis conciertos y sabía que era gran seguidor de mi música, además de amigo. Y a mí sus ilustraciones también me gustaban mucho, por lo que medio camino lo teníamos hecho.

Por último, ¿cuál ha sido la mejor anécdota de este tiempo en la música o la que ahora recuerdas y nos puedes contar?

– Que un joven de Shanghái venga expresamente desde allí a un concierto tuyo en Sevilla y que, sin saber castellano, te tararee tus canciones. Pues eso me ha pasado a mí, y no sólo eso: después me llevó a tocar al teatro más grande e importante del sureste asiático. A ver quién supera eso. Pero lo más importante de todo ello no fue la aventura en sí, sino haber encontrado a un gran amigo.

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