APENINO

Apenino, sol de China

 

 
Marco Maril trabaja en casa, al menos su música. Lo hace en su habitación, como algún que otro de esos músicos que manejan sus instrumentos en su cuarto con mimo y cuidado. Eso es lo que le llena. Sí, después hay que grabar las canciones e, incluso, tocarlas en directo. A veces, casualidades de la vida, acaba tocando en China. Tras Hemisferio Izquierdo y los más conocidos Dar Ful Ful, y después de un mini-LP y un álbum como Apenino, ahora presenta su segundo álbum, Un rayo de sol. Hablamos con él antes de que marchase a Shangai a dar uno de sus contados conciertos.

¿Qué tal fue la acogida del primer disco como Apenino y cómo ves hoy aquel disco?

– Yo creo que tuvo buena acogida; estoy contento. El disco lo veo como el reflejo de una etapa de mi vida, el final de una etapa. Tenía un estado de ánimo muy concreto y, en ese sentido, es muy distinto al nuevo, que es más variado y, quizás, un poco más positivo.

 

¿Y tu etapa con Dar Ful Ful?

– Pues la recuerdo con cariño, pero sin nostalgia.

 

¿Cuándo empieza a cobrar vida el segundo álbum? ¿Ha sido antes de meterte en el estudio o son canciones que ya habías ido componiendo?

– Yo el estudio lo utilizo sólo al final, cuando está ya todo muy acabado. Yo trabajo en mi habitación, con tranquilidad, y se trata siempre de procesos largos de trabajo. Así que las canciones las voy componiendo poco a poco y siempre antes de meterme al estudio, que ahí realmente lo que hago es mezclar y retocar alguna cosilla. La grabación la hago casi toda en mi casa.

 

¿Cuál era la intención con este nuevo álbum?

– Intencionado, quizás lo de buscar un sonido distinto al anterior sin que dejase de ser un disco de Apenino, porque la base, que son las canciones, sale sin intenciones. Aparecen, yo las cojo y es así muy natural, poco o nada intencionado.

 

¿Cuál sería la mayor evolución en este segundo disco respecto a tus anteriores discos? ¿Y cuál es el papel de Arturo Humanoid en tu música?

– La mayor evolución está en el sonido, sobre todo, y las letras. Arturo se encarga de poner el broche de oro a lo que yo le entrego.

 

¿De qué canción has quedado más contento y cuál es la que tiene mejor acogida en directo?

– Me ha encantado como ha quedado “El balneario”, con la voz de Ana D, pero estoy muy contento con todas. Y del directo poco te puedo decir porque hasta ahora sólo he tocado una vez desde que salió el disco, pero quizás “Días de Septiembre” pueda ser candidata por lo especial de su puesta en escena.

 

¿Sigue habiendo las mismas influencias de siempre en tu música?

– Espero que hayan aumentado y que lo sigan haciendo. Yo creo que hay más y muy distintas, pero eso creo que se ve mejor desde fuera.

 

Supongo que te habrán comentado que el título Un rayo de sol es igual a una popular canción de Fórmula V.

– Es que el título es muy intencionado en ese sentido. Le Mans, por ejemplo, tienen también una canción que se llama así, pero lo del disco viene más por Fórmula V. Lo que sí no fue intencionado fue lo de Bumerán, bumerán y la popular canción del Puma, que también me lo han sugerido alguna vez.

 

¿Algún descubrimiento musical reciente?

– Pues así que me hayan llamado la atención citaré los discos de Fennesz con Ryuichi Sakamoto, Dosh, Efterklang, Jacob Borshard, Rio en medio, Sol Seppy o Calvin Harris.

 

¿Sigues encontrando inspiración en las mismas cosas?

– La inspiración nunca se sabe dónde está ni de dónde puede venir.

 

 

¿Cómo llega el contacto para tocar en Shangai?

– Al programador del Oriental Art Centre de Shangai le gusta mi música y vino a verme a Sevilla, en un concierto que di allí, y me propuso hacer una actuación en su teatro. Me pareció alucinante, pero es verdad que me voy para Shangai.

 

Creo que el recinto donde tocas sólo abre una vez al año para la música pop, ¿no?

– Es un recinto con tres salas distintas orientado fundamentalmente a la música clásica y muy pocas veces hacen un hueco al pop, así que me considero muy afortunado por poder tocar en un sitio tan espectacular, y que creo que suena muy, muy bien.

 

A unos días de irte, ¿cómo ves esa aventura?

– Como un sueño y como una anécdota, y con una ilusión tremenda.

 

¿Te sientes a veces más valorado en el extranjero?

– No, más o menos despierto el mismo interés aquí que fuera, o sea, no mucho, pero a veces pasan cosas así atípicas.

 

¿Sigues menos interesado en el directo que en grabar los discos? Supongo que el proceso de composición es lo que más te llena.

– Sí, lo que más me gusta es hacer canciones y grabarlas. La composición y la grabación es lo que más disfruto. Los escenarios me estresan un poco.

 

¿Es difícil para Apenino encontrar repercusión en los medios tradicionales? Me da que Internet es todo un mundo increíble para ti en este sentido.

– Para Apenino y para cualquier artista minoritario, los medios tradicionales sólo entienden de ventas. Internet es un medio más libre, en el que es más sencillo entrar, pero también hay muchas cosas y hacerse eco tampoco es fácil.

 

¿Nos puedes contar cuáles son tus otras aventuras paralelas y qué grabas con ellas?

– Ahora mismo la principal es El Oso Goloso, que se dedica a exprimir sus ukeleles y sus maquinitas, Hasta ahora con El Oso Goloso he grabado 3 EPs que se descargan libremente en mi web, www.apenino.net. También grabé un mini-Lp con mi amigo Rafa Romero, bajo el nombre de Raro y Apenino que llegó a publicar el sello americano Foxglove y que también se puede descargar en mi web.

 

¿Es cierto que lo de Apenino te lo puso Carlos Berlanga?

– Digamos que el nombre lo saqué de algo que él me escribió, así que tiene mucha culpa.

 

Por último, ¿cuál es la mejor anécdota de todos estos años en la música?

– Creo que la de Shangai es la mejor.

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