BUENA SUERTE, LEO GRANDE

Buena suerte, Leo Grande

Sophie Hyde (Genesius-Cornerstone)

 

 

Dos personajes. Una habitación de hotel. Cuatro encuentros sexuales. Y poco más -que no sea una camarera que con su intervención logra la liberación verbal y mental de sus protagonistas-. Eso es Buena suerte, Leo Grande y no es difícil atisbar en esta película su origen -o fin- teatral.

 

Sin embargo, hay más, gracias a los diálogos perfectamente articulados por su guionista Katy Brand. La profesora de escuela jubilada y reprimida sexualmente deviene en un personaje inolvidable, encarnado por una -como siempre- superlativa Emma Thompson, bien distinta a las representaciones de mujeres de su edad habituales en la pantalla. Si acaso, resulta difícil imaginar a la actriz de partida en un papel de mujer cohibida, aunque pronto consigue superarlo. A su lado, un joven Daryl McCormack, siempre pausado, siempre comedido, quien logra más que aguantar el tipo frente a Thompson y salir airoso.

 

En sus conversaciones, aligeradas con un agradecido humor, ambos revelan sus temores, sus expectativas, sus decepciones, sus satisfacciones, sus inhibiciones… Es en fin, el retrato de dos seres humanos auténticos, con sus emociones y sus ilusiones a flor de piel, y que acaban finalmente por aceptarse tal y como son después de sus citas.

 

 

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